Los bonos de Layda Sansores se encuentran sumamente devaluados. Si ya de por sí tenía fama de frívola, prepotente, arbitraria y caprichosa, con sus acciones como gobernadora ha confirmado que es peor…
Presumió en sus redes sociales una desesperada Layda Sansores San Román, la fotografía que alcanzó a tomarse con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, durante la reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública que se realizó el pasado martes en Acapulco, Guerrero.
“Al final de la reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública de hoy, nos tomamos una foto con nuestra bella presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y yo. Termino siempre contagiada de su energía”, escribió la farsante y convenenciera mandataria campechana, quien ha estado sumergida en la vorágine del escándalo y de la sátira popular desde el inicio de su mandato.
La foto tiene su razón de ser. Difundirlo con esa euforia con que se mostró la senecta mandataria mucho más. Porque se sabe cuestionada, primeramente. Porque sabe que ha tomado decisiones contrarias a la voluntad de la presidenta Sheinbaum y porque con sus consuetudinarias acciones, Sansores San Román ha puesto en entredicho la viabilidad de la llamada 4T, de la que ella se ha declarado ferviente impulsora.
Lo que no publicó en sus redes, y que tampoco ha presumido la anciana gobernadora de Campeche, es que durante ese evento en Acapulco, deambuló como auténtica apestada. Sola, sin el afecto de sus colegas gobernadores, ni el saludo antes por lo menos respetuoso de los integrantes del gabinete.
Vaya, ni siquiera apareció en la foto oficial de los gobernadores con la presidenta Claudia Sheinbaum, y en una postal que difundió la secretaria de Gobernación, Rosa Isela Rodríguez, con los gobernadores morenistas, la senecta mandataria figuró hasta la última fila, hasta el fondo, como con ganas de que no apareciera en la gráfica.
De ahí su desesperación por retratarse con la presidenta Claudia. De allá su prisa por subirla a sus redes. Le urgía demostrar que “no está mal” con la primera autoridad del país, y que las cosas marchan de manera normal, pese a sus constantes y recurrentes escándalos públicos.
La realidad, sin embargo, es otra. Los bonos de Layda Sansores se encuentran sumamente devaluados. Si ya de por sí tenía una fama de frívola, prepotente, arbitraria y caprichosa, con sus acciones como gobernadora ha confirmado de manera fehaciente que es todo eso y mucho más.
Layda Sansores es un lastre para la permanencia de Morena en el poder. Es un factor que aleja votos, que causa división, que genera controversia, y que confirma que hay personajes que no encajan con el proyecto de la 4T. Que además de que son corruptos, todos los días se esmeran en demostrar que lo son, y hasta se rodean de lo más corrupto que pueda haber en el país.
Y recuérdese que todo lo que estorba, o se hace a un lado o se lanza al bote de basura. Y eso, la inepta, cínica y farsante Sansores San Román lo sabe muy bien.
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