Pareciera que la intención de los protagonistas de esas incoherencias y escándalos, es llevar a la presidenta Sheinbaum a recurrir a la ayuda del expresidente López Obrador para construirle un maximato…
TODOS CONTRA CLAUDIA
Con el paso de los días y el acomodo de las circunstancias, el desgrane de las primeras conclusiones sobre los hechos políticos más recientes nos lleva a suponer que todo ese desbarajuste que se arma en los gobiernos de la 4T y en el partido en el poder, no llevan más objetivo que debilitar a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Layda Elena Sansores San Román, tan reiterativa en su discurso contra los traidores, contra la corrupción, contra la deslealtad y a favor de la continuidad de la 4T, ahora se ha convertido, paradójicamente, en una de las puntas de lanza que está socavando desde adentro, el proyecto que impulsó inicialmente Andrés Manuel López Obrador, y al que Sheinbaum Pardo se comprometió a construirle un “segundo piso”.
Las aberraciones de Layda Sansores, más el agarrón o pleito de dinero entre Adán Augusto López y Ricardo Monreal, la incorporación de los Yunes al partido de los “anticorruptos”, así como el fracaso cotidiano en el combate a la delincuencia organizada y en contener la incidencia delictiva, están dejando una gran perdedora, que es la presidenta Claudia Sheinbaum.
Luego de que una revista internacional la catapultó como una de las ocho personas más influyentes del planeta, empezaron los intentos de desestabilización en su contra. Con Layda Sansores y su absurda inclusión de Jorge Luis Lavalle Maury como secretario de Desarrollo Económico y el escandaloso pleito entre Adán Augusto y Monreal, el “poderío” de Claudia Sheinbaum Pardo preció esfumarse. Si no puede ni controlar los excesos al interior de su Gobierno y de su partido, qué poder puede ostentar ante el resto del mundo.
Sumado a ello, pareciera que la intención de los protagonistas de esas incoherencias, es llevar a la presidenta Sheinbaum a recurrir a la ayuda del expresidente López Obrador para construirle un maximato y convertirlo en el único personaje, al interior de su movimiento, capaz de generar los escenarios de unidad y de cohesión. Él puede parar en seco lo mismo a Layda Sansores, que a Adán Augusto y a Monreal.
Pero tendría que pedírselo la Presidenta. Y recuerde que favor con favor se paga. Y devolverle el poder a un personaje que dijo que se retiraría a su rancho a descansar y que no intervendría en la vida pública, es un riesgo colosal para los intentos de consolidación de Sheinbaum Pardo.
Bien dicen que en política no hay casualidades, sino causalidades, y todo apunta a que a los escándalos recientes que no ha podido contener la Presidenta, se sucederán otros más, hasta obligarla a negociar o a ceder ante el “poderío” del Peje tabasqueño, con lo que quebrantaría ese viejo apotegma no escrito de la política mexicana de que “el poder se ejerce, no se comparte”.
La farsante gobernadora Sansores recién subió a sus redes sociales otra fotografía con la Presidenta, en que escribió que “el cariño se siente, es recíproco”, pero sus actos demuestran todo lo contrario. Su lealtad no está con Sheinbaum, sino con el objetivo de hacer de López Obrador el gran cacique de este país. Y eso es mentir y traicionar…
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