CARTAS A SANTA CLAUS
Justo entraba Santa Claus a Campeche cuando fue detenido por policías, porque su trineo sólo tenía un reno con nariz roja que iluminaba el camino, y de acuerdo al nuevo catálogo de multas que dejó la Momia de Guanajuato antes de largarse a disfrutar sus lujosas vacaciones, debería tener uno de cada lado y no traía luces traseras.
Santa Claus les explicó que venía huyendo de unas balaceras que vio al pasar por Carmen, Candelaria, Escárcega y Palizada, pero los hambrientos gendarmes le pidieron un soborno para quitarle la multa y dejarlo ir, porque el aguinaldo que les pagó la goberladrona Layda Sansores fue una mierda y no les alcanzó para la cena navideña.
Santa les comentó que no traía dinero, pero les ofreció un regalo de los que traía en su trineo. Los uniformados aceptaron pues recordaron que en la posada del jaguar también les dieron unos regalos de mierda, ya que para la rifa de coches y motos usaron la tómbola del Poder Judicial y sólo ganaron los incondicionales de la Momia y los recomendados del Seso Loco.
Al abrir el enorme bolso de regalos de Santa, los uniformados pudieron ver que venía envuelto un paquete de muebles para la nueva casa de playa de Liz Hernández, junto a un camión con moño cargado de fertilizantes para que Ramón Ochoa ya no tenga necesidad de extorsionar a los campesinos. En envoltorio especial venían dos cajas llenas de bolsas y ligas, una para Raúl Pozos y otra para Armando Toledo.
Para el sobrino Seso Loco traía una moderna computadora para que edite videos y audios en su Centro de Espionaje. A la sobrina Mónica le llevaba un carrito de Barbie con chofer para que la lleve de compras. Al sobrino Rodolfo le daría una nueva guitarra y un porro para que siga componiendo las canciones del jaguar, y a la sobrina Gabriela un video con nuevos pasos de baile para el siguiente informe de Gobierno.
En las cartas a Santa, los policías leyeron que Felación Herrera Real pidió un tarro de saliva, que Aníbal Ostoa precisaba de un par de huevos, que Jamile Moguel solicitaba más plazas en la fundación Pablo García, que el consejero jurídico deseaba unos zapatos de tacón, mientras la Wallas exigía que le regresaran a su Vladimir.
Por último, la goberladrona Layda Sansores pedía a Santa una bolsa de regalos como la de Santa, para poder llevarse el presupuesto de los próximos tres años, porque la bóveda que les dejó el cacique Negro en la mansión de Guadalupe ya está repleta con el de los tres años anteriores.
Los policías agradecieron a Santa sus regalos y se despidieron pidiéndole que en vez de llevar esos regalos, mejor se llevara a los autores de esas cartas a trabajar con él al Polo Norte, donde harían menos daños a los campechanos. ¡Ojalá que Santa les cumpla sus deseos!
¡Feliz Navidad a todos nuestros lectores!
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