Los perfiles entre Sheinbaum Pardo y Sansores San Román son diametralmente opuestos, y de eso hay constancia abundante, no sólo en Campeche, sino en otras partes del país, hasta donde llega la mala fama pública de la campechana…
Cada vez más crecen los rumores acerca de la real mala relación que existe entre Claudia Sheinbaum Pardo y la gobernadora de Campeche, Layda Elena Sansores San Román. Está escrito en la Biblia que por sus frutos los conoceréis, y sin duda alguna que la campechana es la antítesis no sólo de la Presidenta de la República, sino de todo el proyecto de la 4T.
Por eso es que ven a la senecta Sansores San Román como un peligro para la continuidad del proyecto iniciado por Andrés Manuel López Obrador, y al que Sheinbaum Pardo prometió construirle el “segundo piso”. Todas las acciones de la mandataria campechana han sido cuestionables, algunas fueron masivamente repudiadas y de todo eso se tiene información plena y confirmada en Palacio Nacional.
Mientras que Sheinbaum da muestras de austeridad al viajar en líneas comerciales, incluso a encuentros internacionales con sus homólogos del G-20, la anciana gobernadora campechana opta por los vuelos privados para irse de vacaciones, pasar sus fines de semana en sus mansiones de otras entidades del país, o para acudir a reuniones con gobernadores de la región.
En tanto que la Presidenta de México ofrece una política de reconciliación, de pacificación, de concordia, de diálogo y de acuerdos incluso con quienes se han expresado mal de ella y fueron sus adversarios en el pasado, la rencorosa Layda Elena desentierra el hacha de guerra y recurre a su Fiscalía General para perseguir a los periodistas críticos con la pretensión de encarcelarlos o bien emplea a sus magistrados a sueldo para emitir resolutivos por presuntos delitos de odio, violencia política en razón de género o daño moral.
Los perfiles entre Sheinbaum Pardo y Sansores San Román son diametralmente opuestos, y de eso hay constancia abundante no sólo en Campeche sino en otras partes del país, hasta donde llega la mala fama pública de la hija de don Carlos Sansores.
Cuando Sheinbaum Pardo habló el pasado domingo —durante su informe por los 100 primeros días de su Administración— de que “no vamos a regresar al modelo neoliberal; no vamos a regresar al régimen de corrupción y de privilegios, no dejaremos que regrese la decadencia del pasado, donde se gobernaba para unos cuantos”, parecía que estaba describiendo al Gobierno de Layda Sansores de lujos y ostentaciones, como ese reloj de 515 mil pesos que presumió durante su reunión con quienes no tienen nada, en el reclusorio de San Francisco Kobén.
Son tantas las contradicciones en que ha incurrido la senecta mandataria campechana, que se ha ganado la contrariedad de la Presidenta y la preocupación de su partido por los seguros costos políticos que esa conducta va a tener en los comicios de 2027. Y por ese lado, es bueno que la vengativa Layda Elena persista en el rumbo equivocado con que ha conducido su Gobierno. Ya está a punto de hundir el barco.
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