¡Vaya que son unos rateros los funcionarios que hicieron el negociazo de invertir 16 millones en la remodelación de la palapa y que tuvieron “la suerte” de que desaparezcan con el incendio, las pruebas de su saqueo!
Que 16 millones de pesos costó la remodelación de la palapa del barrio 7 de Agosto que funcionaba como mercadito de pescados y mariscos de los ribereños de la zona, y que era ampliamente visitado por los consumidores todos los días. Lástima que la “obra” desapareció con el “oportuno” incendio del pasado fin de semana, lamentó con sarcasmo don Memín.
—“¿Qué cosa costó 16 millones de pesos?, preguntó alarmada doña Chela.
—“Según informan las autoridades, eso costó la remodelación de la palapa que se incendió, la que por cierto, ni siquiera contaba con sistema de energía eléctrica…
—“¿Pues qué le pusieron? Cuestionó doña Chela, a poco los guanos que colocaron son de láminas de oro? ¿O los importaron de Dubai? ¿O los dotaron también de inteligencia artificial? Vaya que son unos rateros esos funcionarios que hicieron ese negociazo, y que tuvieron “la suerte” de que desaparezcan con el incendio, las pruebas de su saqueo”.
—“Piensa mal y acertarás —filosofó el poeta Casimiro— y todo apunta a que se trata de un siniestro inducido, ya que originalmente se informó que el fuego se propagó por un corto circuito o por la explosión de un transformador cercano, pero cuando los pescadores aclararon que en la palapa no había energía eléctrica ni transformadores, los sabios funcionarios dijeron que entonces se debió a que “alguien” realizaba trabajos cercanos y propició el incendio”.
—“Ni al caso pedir que se investigue el suceso, expresó por su parte don Memín, ya que por tratarse de una “obra” estatal, van a tratar de ocultar todas las pruebas del saqueo. No hubiera sido una inversión del Municipio, porque entonces hasta habilitan una “comisión especial investigadora” para anunciar que “van a llegar al fondo del asunto”. Son unos farsantes, mentirosos y rateros!”, exclamó visiblemente indignado.
—“Lo bueno es que los pescadores no se rajaron, intervino doña Chela, porque al día siguiente del incendio acudieron a los alrededores del mercadito incendiado a ofrecer sus productos a los mismos precios y dijeron que así se mantendrán, ya que es su ‘modus vivendi’ y lo vienen haciendo desde hace años”.
—Ahora sólo falta, especuló don Memín, que como ya se siniestró la palapa y los pescadores ya tienen donde vender sus productos, los geniales asesores de la Tía Rata se quieran apoderar de esos espacios para hacer una estación del tren ligero, o un paradero de la empresa Ko’ox o una palapa del jaguar. Lo que deben hacer es transformarlo en el museo de la corrupción de la 4T, ya que ahí nos robaron 16 millones de pesos con la mano en la cintura”, concluyó.
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