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CADI y CAIC son negocios del DIF

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En negocio redondo se convirtieron los centros Asistencial de Desarrollo Infantil (CADI) y el de Asistencia Infantil Comunitario (CAIC), administrados por la presidenta del DIF Carmen, Rosemarie Lazarus Jaber, pues tan sólo al arranque de este ciclo escolar entrarán a sus arcas alrededor de 900 mil pesos por concepto de inscripción, colegiaturas y seguro escolar, al estilo de los colegios privados.

Así lo denunció Jorge Arturo García Hernández, presidente de la Organización para el Progreso Comunitario de Carmen, quien estimó que el DIF Municipal ve estos centros educativos como un vil negocio, cuando su construcción fue encaminada al apoyo familiar.

Y explicó que en la Isla opera el CADI, ubicado en la calle 34 por 41 de la colonia Centro, que alberga a cerca de 200 niños de edades que van de maternal a preescolar; mientras en la Renovación y Villa de Santa Ana se encuentran dos CAIC, uno de ellos de nombre Arcoíris, al que acuden alrededor de 400 menores.

En todas las aulas, bajo el “cuidado” del DIF Carmen permanecen cerca de 400 alumnos, cuyos padres han desembolsado inscripción, seguro y colegiatura, con un costo individual de 500, 250 y mil 250 pesos por cada concepto, el cual tiene el nombre de “donativo”.

En sumas totales, en cada ciclo escolar a las finanzas de esos centros que “integran a la familia” entra casi el millón de pesos, pero a nadie le rinden cuentas, lo que hace suponer que son autónomos y libres para ejercer esos recursos.

Cada paterfamilia acude a la sucursal de BBVA Bancomer, y deposita a la cuenta 0150527637, que maneja la mamá del presidente municipal, Pablo Gutiérrez Lazarus, las cantidades antes mencionadas, porque está a nombre del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia, con domicilio en la calle 35 número 204, explicó.

Además del excesivo gasto, con motivo de la pandemia ahora exigieron que cada niño lleve dos botes de gel antibacterial, dos botellas de sanitizante en spray, dos paquetes de toallitas desinfectantes, dos de húmedas, un paquete de tres rollos de toallitas magitel, y 32 rollos de papel higiénico.

“Sacando cuentas de lo anterior, planean recibir más de 12 mil rollos de papel sanitario, entonces están considerando abrir un súper, o usarlos para las despensas que otorgan, porque no hay otra explicación”, criticó.

García Hernández consideró que el negocio de Rosemarie es muy redituable, porque independientemente de las exigencias, los niños deben portar en sus mochilas su propio gel y spray desinfectantes para uso personal, como lo ordena la directora del CAIC en Santa Ana, de nombre Leticia.

“Los padres están amenazados desde que inician las clases con que, en caso de atraso en la colegiatura, les impedirán la entrada, entonces sus niños que acuden al área maternal y preescolar se quedarían sin los cuidados escolares altruistas que maneja el DIF Carmen”.

Cuando se construyeron estas aulas con recursos donados, siempre se difundió que estaban destinados al apoyo de madres solteras o familias de escasos recursos, aunque la realidad deja en claro que ya es un negocio privado, remató.

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