Llamada anónima, fundamental

El día convenido ven que la víctima llega en motocicleta a su domicilio, y con el rostro cubierto lo interceptan para subirlo a punta de pistola en una camioneta tipo Windstar, color azul. La esposa del plagiado se percata y sale de la vivienda gritando ¡Negro! ¡Negro! Para amedrentarla, un secuestrador le apunta en la cabeza.
Mientras los secuestradores dejaban a Marco Antonio en un rancho lejano, la dama recibe llamada anónima que le indicaba qué familia había plagiado a su esposo, quiénes estaban involucrados y el domicilio de estos.
Con esta información, las autoridades ubican de inmediato dónde radican las familias R. M y S. C. En la tarde, agentes ministeriales llegan y ejecutan detenciones para evitar la huida de los moradores.
José Enrique, Porfirio, Marcos, José Luis —brazo ejecutor—, y Karina Guadalupe, eran los organizadores. El Huero y una persona más cuyo nombre no proporcionaron, estuvieron a cargo de las llamadas para exigir el rescate.
Al enterarse que estaban sobre sus huellas, quienes cuidaban a Marco Antonio acuerdan soltarlo, al tiempo que le indicaron: “Estás de suerte. Lánzate”.
Durante las llamadas de negociación, el grupo armado pidió primero 10 millones de pesos y luego fue bajando la cifra hasta seis millones.
La investigación continúa porque aún falta por declarar el lesionado, y hay dos cómplices más aparentemente prófugos.