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Directora de Secundaria 5 permite agresiones

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Familiares del menor identificado como Aarón, de 13 años de edad, estudiante de la Escuela Secundaria General número 5 y quien presuntamente sufrió triple fractura en la tibia, tras ser agredido por un compañero de clases, exigieron ayer justicia, la expulsión del agresor y la salida de la directora Miriam Patricia Montejo Arango.

Cerca de las 8:00 de la mañana, unas 20 personas, entre familiares y amigos de la víctima, llegaron a las puertas del plantel mostrando pancartas con leyendas donde exhibieron la incapacidad de la directora.

Ignacio Arvizu, padre del menor, explicó que de acuerdo con las radiografías de su hijo, que está postrado en cama, se aprecia la triple fractura en la tibia de su pierna izquierda.

Los manifestantes señalaron que, de acuerdo con información que han recabado, el menor agresor tiene negro historial, pues en el pasado lesionó con un lápiz a una alumna.

“Se nos pide firmar un documento donde se acepta que el problema se resuelve enviando al menor agresor a terapias psicológicas, pero no confiamos en que este jovencito siga en el plantel, pues en cualquier momento puede lesionar a otro estudiante”.

Los familiares de Aarón exigieron a las autoridades de la Secretaría de Educación, encabezados por Raúl Aarón Pozos Lanz, que intervenga para tomar cartas en el asunto y hacer justicia, lo cual se resolvería con la expulsión del agresor.

Los padres de la víctima denunciaron que la directora Montejo Arango se ha negado a dar la cara, con lo cual no se hace responsable de las lesiones que sufrió su hijo, pese a que la agresión ocurrió en el interior de un salón de clases.

De acuerdo con la versión de los familiares, la agresión a Aarón se registró el pasado 3 de este mes dentro de un salón de clases. Fue interceptado por el agresor, quien lo acusó de robarle un caramelo y le exigía revisar su mochila.

Ante la negativa de la víctima, el agresor le arrebató los anteojos y aventó fuera del salón, para luego empujarlo por la espalda, pararse en su espinilla y a la vez montársele.

“Es inconcebible, que mientras al agresor se le protege y encubre, la directora recomiende cambiar a mi hijo de escuela, cuando fue él la víctima del bullying”.

Pese a permanecer a las puertas de la escuela durante más de dos horas, los directivos prefirieron esconderse en la dirección y salir hasta que se retiraron los inconformes.

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