El mercado del arrendamiento de inmuebles tiende a aumentar, y en los casos del Centro Histórico y barrios tradicionales quienes los contratan no son campechanos, sino extranjeros y gente foránea, reveló el gerente inmobiliario Nelson Danilo Gallardo Ordóñez.
Explicó que esto se debe a varios fenómenos: el primero fue la eliminación de familias por la cuestión comercial, y ahora el cierre de muchos comercios, ya que la situación económica no es boyante en este país y mucho menos en Campeche.
“Los negocios no tan fácilmente soportan rentas, altos costos impositivos de permisos de uso de suelo, licencia de funcionamiento e incluso de basura comercial, por eso se hace evidente una mayor rotación”.
A esto hay que agregar que los hábitos de consumo van cambiando, pues hay cadenas de tiendas que han desplazado en definitiva al pequeño comercio al que estábamos acostumbradas las antiguas generaciones. “Ahora se va comprar a las plazas comerciales, en donde puedes estar en el clima y con tu automóvil”.
Gallardo Ordóñez destacó que hay dos señales de crisis: la compra de automóviles y la de viviendas. Si disminuyen, son voz de alerta de que la situación está mal, y en Campeche la situación económica está deprimente.
Sin embargo, el mercado de arrendamiento tiende a seguir incrementándose por los nuevos hábitos de vivienda y cambios de usos de inmuebles. “Y no son privativos de la zona Centro, en el barrio de Guadalupe ya quedan muy pocas familias y lo que hay son oficinas. La proliferación de éstas empujaron a las familias, pero las instituciones no compraron, por lo que se está dando una operación de arrendamiento”.
Otro factor es que en Campeche hay un problema de vivienda, no hay oferta de casas grandes ni económicas. En este momento no existe ninguna de las dos.
“Se requieren no menos de mil 500 viviendas al año. En 2018, si bien la institución de financiamiento cubrió su meta, mil 200 fueron de casas recicladas y sólo 300 nuevas”.
Añadió que estos datos son similares en todo el país, sólo Puebla y Monterrey cubrieron la cuota de 10 mil viviendas.
Además, los hábitos han cambiado. Los jóvenes no están educados como los antes, que tenían que tener vivienda. Ahora quieren vivir el presente, tener su carrito, vestir bien, darse sus gustos. ¿Y la casa?, o pagan una renta o viven con mamá o papá, finalizó Gallardo Ordóñez.
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