Tribuna Campeche

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Compras de pánico en papelerías y uniformes

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DEMANDA SUPERÓ A COMERCIOS

Verdaderas compras de pánico o de última hora se vivió en comercios de Campeche relacionados con el sistema educativo, especialmente las papelerías y quienes ofertan uniformes escolares, donde se formaron largas filas de desesperados por adquirir los útiles escolares que hoy deberán llevar los estudiantes a los planteles educativos.

En las inmediaciones del mercado principal “Pedro Sáinz de Baranda”, el centro de la ciudad e incluso en las colonias y barrios, se percibió gran cantidad de padres de familia y jóvenes aglutinados en los comercios señalados.

Arrebatados materialmente eran los uniformes escolares. Los paterfamilias compitieron en un gana-gana por hacerse de la ropa que sus hijos portarán en el primer día de clases.

El personal de esos comercios resultó insuficiente para atender la gran cantidad de personas que se arremolinaron, pues exigían desde uno o más uniformes, de diversas tallas, y tenían que subir y bajar de sus plantas altas, para abastecer lo demandado.

“Está bárbaro esto, aunque nos da alegría porque no hubo ventas todo el año,  y con el inicio del ciclo escolar la gente salió a comprar, lo dejaron para lo último, pues lo más seguro es que no había el dinero para adquirirlos”, expresó Jorge Escamilla Lázaro, propietario de Uniformes Escamilla, que sudaba a raudales en su afán por atender el mayor número posible de personas.

En las grandes tiendas dedicadas a la venta de útiles escolares como Tony, se formaron interminables filas de personas deseosas de poder ingresar y adquirir los cuadernos, lápices, plumas, pegamento y colores que sus hijos utilizarán hoy en el inicio de las clases.

Gran demanda tuvo también papelerías como el Águila Bicéfala y otras ubicadas en colonias y barrios de la ciudad, en tanto que en el centro se observó un flujo inusual de gente en busca de blusas, camisas y pantalones para sus hijos.

Incluso los establecimientos de corte de cabellos estuvieron también saturados. Los ubicados en el mercado principal estuvieron a tope. “Corte rápido y barato, a 25 pesos, aunque al chamaco no le guste”, bromeó Ezequiel Centurión, que llevó a su menor hijo para que le dieran forma a su cabello, tal y como lo piden los maestros.

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