Tribuna Campeche

Diario Independiente

Viacrucis vivientes en dos parroquias

Cientos de católicos participaron ayer con fervor en las representaciones vivientes de la pasión, crucifixión y muerte de Jesucristo, efectuadas en las parroquias de Santa Ana y San Román, mientras en Catedral los oficias religiosos del Viernes Santo fueron encabezados por el párroco Francisco Velázquez Trejo.


En Santa Ana, el Viacrucis recorrió la calle República, con Armando Román Ku Yeh representando a Jesús.
Inició frente al Puente de los Perros, donde Jesús fue sentenciado a muerte. En la segunda estación carga la cruz y su mensaje es que “yo comprenda Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad”.


En la onceava estación, es clavado en la cruz. “Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo, y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos”.


En la doceava, muere en la cruz. “Te adoro, mi Señor, muerto en la cruz por salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado… ¡Gracias, Señor, gracias! Has muerto por salvarme, por salvarnos. Déjame responder a tu amor con amor, cumplir tu voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de tu gracia. Y déjame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos”.
En San Román, la pasión y muerte de Cristo se vivió con fervor por decenas de feligreses que, llenos de emoción y lágrimas, demostraron y reafirmaron su fe y devoción durante el Viacrucis viviente, que fue representada desde la traición de Judas Iscariote hasta las Siete Palabras en la Cruz.


Desde las 8 de la mañana los sanromaneros se dieron cita en la parroquia del Perpetuo Socorro, ubicada en la calle Montecristo, donde fue interpretado el pasaje bíblico en que Jesús es entregado a Poncio Pilato y Herodes, para luego ser azotado por los soldados en la puerta del recinto religioso.


A Jesús, interpretado por Froevel Casas Arzate, lo acompañaron más de 50 personas, y el trayecto duró alrededor de dos horas. Participaron también más de 30 personajes.
Descalzo y cargando una cruz de madera de unos 40 kilos, Froevel caminó por la calle 14, dobló por la Galeana, tomó la 12, luego la Allende, la 10 y culminó en la Bravo.


En las 14 estaciones, algunos creyentes no pudieron contener las lágrimas por lo que padeció el Hijo de Dios por los pecados, otros salieron a las puertas de sus casas para hincarse y persignarse, y algunos pidieron perdón por sus ofensas e incluso que interceda por algún familiar enfermo.


Con sensación térmica de 32 grados centígrados, Cristo fue crucificado a las afueras del santuario. Los feligreses se hincaron y juntaron sus manos en señal de oración, posteriormente fueron leídas las siete palabras que dijo antes de morir y lo bajaron de la cruz.


El rector del santuario del Cristo Negro Señor de San Román, Juan Arcos Arana, exhortó a vivir y hacer conciencia de que Cristo murió por los pecados, y por eso es necesario seguir su camino.

CATEDRAL

En Catedral, el párroco Francisco Velázquez Trejo, con la imagen de Jesús por delante, inició el recorrido sobre la calle 63 hacia la 10, donde dio vuelta para retornar hacia la 61. Mientras los devotos rezaban y entonaban cantos y lecturas de pasajes de la Biblia, rodearon el parque principal para culminar donde iniciaron.


“A tomar tu cruz y seguirte caminando tú delante para darnos ejemplo. Danos tu luz, inspíranos los sentimientos de amor”, clamó el cura, y expresó que es el camino doloroso que Jesús recorre durante su pasión del pretorio de Pilatos al calvario, y también el simbólico de los pecados. El dolor, sufrimiento y la muerte se encuentran en nuestras vidas.


Sin embargo, son realidades difíciles de aceptar para la mentalidad del hombre, son un misterio, pero Cristo ha revelado el significado del dolor, su valor y contenido, junto con la promesa de la resurrección y gloria, despojándonos a recorrer el camino más difícil e incomprensible de la vida de Jesús.

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