Tribuna Campeche

Diario Independiente

Eutanasia es grave e ilegítima: Casillas

Enfermos en fase terminal, con derecho a ser tratados con reverencia

Ante la iniciativa de ley que los diputados pretenden regular la eutanasia en algunas circunstancias, bajo argumento que el 70 por ciento de la población lo aprueba, el vocero de la Diócesis de Campeche, Gerardo Casillas González, informó que la eutanasia directa, aun sea querida por el paciente, es grave e ilegítima, por el contrario de la pasiva o indirecta que es legítima, porque no busca como fin la muerte del paciente, sino evitar el encarnizamiento terapéutico, o la prolongación de la agonía.

Señaló que la llamada muerte digna es contraria al quinto mandamiento de la ley de Dios que dice no matarás, y sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente.

“El ser humano tiene un valor en sí mismo, pero para quienes somos creyentes, la muerte es sólo un paso a la verdadera vida. El sufrimiento, aunque no agrada, todos en mayor o menor grado lo experimentan, pero cuando se vive con esperanza cristiana, se asume como un medio que nos lleva a la madurez que Dios espera en nosotros”, sostuvo.

Explicó que para quienes sólo ven al hombre como un ser productivo y utilitarista, esto no se entiende ni se acepta, pero no sólo existe el sufrimiento físico, sino también el sufrimiento moral. El físico es cuando duele el cuerpo, en cambio el moral es cuando duele en lo más profundo del ser, es cuando decimos que duele hasta el alma.

“Las personas enfermas y en fase terminal tienen derecho ser tratadas con reverencia, deben ser atendidas y acompañadas para que lleven una vida normal en la media de lo posible. Moralmente es grave e inaceptable la eutanasia directa, independientemente los motivos y los medios que se utilicen para realzarla. Esto se considera un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto de Dios”, advirtió.

Casillas González indicó que en casos de enfermos terminales o enfermedades graves, puede ser legítimo interrumpir estos tratamientos rechazando el “encarnizamiento terapéutico”, o también el posible abuso de algunos médicos que por seguir lucrando con el paciente, le prolonga la agonía. Con esto no se pretende provocar la muerte; se acepta no poder impedirla.

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