Tribuna Campeche

Diario Independiente

Pretenden que Acanmul y Yaaxcab sean destinos turísticos del Estado

Beneficiaría a Bethania, Chemblás y Hampolol

Para integrar los vestigios mayas de Acanmul y el pórtico de la iglesia de la exhacienda de Yaaxcab como destinos turísticos en beneficio de comunidades cercanas, el Gobierno del Estado de Campeche, en coordinación con la Secretaría de Turismo (Sectur) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), realizaron recorrido de inspección.


Se busca que poblados como Bethania, Chemblás y Hampolol, por citar algunos, sean visitados por turistas locales, nacionales y extranjeros, aunque por ahora están rodeados de maleza y es complicado llegar.


De acuerdo con el INAH, Acanmul forma parte de los vestigios no abiertos al público por sus condiciones, a diferencia de las otras 16 zonas arqueológicas, de las cuales en siete el acceso es libre y en las demás hay cobro de cuota.


Según investigadores, Acanmul está a 33 minutos en vehículo hacia el noreste de San Francisco de Campeche, aunque acceder a los vestigios implica más tiempo debido al camino de terracería. Se ubica entre dos caminos colindantes pasando las comunidades de Chemblás y Bethania.


Cuenta con tres estructuras, una de ellas la principal conocida como el Palacio con tres escalinatas, además de bóvedas, cuartos y adornos característicos del estilo puuc y montículos mayas.


Pobladores relataron que con el paso de los años ha sido saqueada debido a la falta de vigilancia permanente de custodios del INAH. Algunas piedras —destacaron—, forman parte de las estructuras de haciendas cercanas como Yaaxcab.


El INAH destacó que albergó a los mayas noroccidentales de las tierras bajas, como sucedió con Edzná, y según un estudio existió un palacio administrativo, cuyas gradas de acceso ilustran 13 peldaños hasta alcanzar la plazuela superior, cuya penúltima etapa constructiva corresponde al periodo clásico terminal-posclásico temprano.


En cambio, la exhacienda de Yaaxcab —Miel joven—, construida en el Siglo XVIII, se ubica a 23 kilómetros de la capital del Estado y a pocos minutos de la comunidad de Bethania.


Está rodeada de abundante maleza, donde destacan enormes árboles de ceibo, y en su momento los residentes se dedicaron a la siembra de henequén y caña y a la ganadería.

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