Tribuna Campeche

Diario Independiente

Nuevos delitos

Campeche se encamina a ser un Estado fallido gracias a los abusos, excesos y corruptelas de la senecta de Palacio.

A una semana de la brutal represión contra los jóvenes que participaron en una comparsa el Sábado de Bando parodiando las brutalidades del Gobierno del Estado, se ha intensificado el repudio popular en contra de esta Administración, y hasta quienes defendían a capa y espada a la señora, han tenido que coincidir que estamos peor que antes, y que las cosas aún se pondrán ‘más pior’.

Y es que gracias a este nefasto Gobierno de la señora de cabello teñido de rojo, los ciudadanos estamos más expuestos que antes a ser detenidos y encarcelados por cualquier motivo.

Imagínese usted que en Campeche es más grave que tu mascota haga popó en la vía pública y se te olvide recogerlo, que asaltar un Oxxo, una farmacia o a un transeúnte. Los rateros pueden operar a sus anchas a cualquier hora del día, pero si un perro se caga en el malecón, su dueño es tratado como si fuera terrorista.

También se ha convertido en delito grave hacer parodia del Gobierno. Disfrazarse de funcionario público y emitir públicamente opiniones contrarias a las que profesan quienes nos gobiernan y su horda de aplaudidores a sueldo.

Lo peor es que si usted es joven y afecto a acudir a los antros los fines de semana, debe tener mucho cuidado de no toparse en alguno de esos sitios con la hija menor de la jefa de la Policía, quien por cierto, es muy afecta a llamar la atención junto con su bola de escoltas —al menos cinco la acompañan a todo lados, incluso al baño— quienes llegan en vehículos blindados, con logística similar a la de los jefes de Estado.

Si usted la observa en alguno de los antros, aléjese lo más que pueda, y ni se le vaya a ocurrir tomarse una selfie cerca de ella, porque de inmediato será detenido y consignado a las autoridades por haber intentado agredirla. 

Ya van al menos tres detenidos —entre ellos una turista proveniente de Playa del Carmen, Quintana Roo, así como un periodista campechano— sólo porque se atrevieron a mirar de frente a la hija consentida y protegida de la guanajuatense.

Y mientras que la policía se dedica a encarcelar a los campechanos por cualquier pretexto baladí, resulta que en las calles han incrementado los delitos, las ejecuciones, las balaceras, los asaltos, las violaciones, las extorsiones, los cobros de derecho de piso, etcétera.

Los policías insisten en instalar retenes para molestar a los ciudadanos, para multarlos e incluso detenerlos, pero dejan que los asaltantes sigan afectando el patrimonio de los campechanos.

Si bien es cierto que hay un refrán popular que dice que los campechanos hacemos todo al revés, habrá que corregir el dicho y agregar que quienes hacen toda esa bola de abusos y excesos son foráneos, comandados por una guanajuatense insaciable e incansable. 

No se cansa de perjudicar a los campechanos.

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