Pepe Meade: voluntad por México
No puede haber grandes dificultades donde abunda la buena voluntad, Nicolás Maquiavelo (1469-1527).
El signo de los actuales tiempos es la transformación. Mirar hacia atrás debe ser con actitud de reflexión y análisis, para recoger las valiosas experiencias-enseñanzas y evitar los errores cometidos en ocasiones anteriores.
Lo que ayer era monolíticamente considerado, hoy ya no permanece en pie. Y ha sido la fuerza de una sociedad cada vez con mayor participación e influencia, la que se encarga de escribir las nuevas páginas de la historia nacional.
Una de las asignaturas que el momento actual nos muestra, es el repliegue de los partidos políticos que actúan de manera tradicional, ante el fuerte cuestionamiento que la ciudadanía viene realizando.
Lo de ahora es ciudadano, en donde vale más la figura personal que las siglas partidistas. Ante este escenario, el PRI encaraba uno de los mayores desafíos en su trayectoria histórica que lo encaminaba a una clara bifurcación; por un lado la adaptación a las novedosas circunstancias, y por el otro la apuesta a la encrucijada política.
Con la contundencia que exigen los tiempos, se optó por la decisión que se apoya en la idea y el programa.
La adecuación debía provenir desde las entrañas del partido, ahí donde se unen el génesis y el destino partidista. Los documentos básicos, concretamente los Estatutos que rigen la vida interna, y fue precisamente Campeche, con su mayor referente al frente, el gobernador Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, el escenario sede de intenso debate-consenso de la alta política nacional, que diera como resultado la apertura del partido a la sociedad.
Congruente con las condiciones prevalecientes, el PRI eligió a José Antonio Meade Kuribreña como su candidato a la Presidencia de la República, y por ende de la coalición conformada con el PVEM y el PANAL, denominada “Todos por México”.
Es de significar las razones de tal disposición; Pepe Meade posee una trayectoria caracterizada por los resultados y algo de lo que unos verbalmente se ufanan —pero que no demuestran— y que él expresa con hechos incontrovertibles: tiene honestidad probada.
Destaca su institucionalidad como secretario de Estado en dos sexenios diferentes; en Relaciones Exteriores es un personaje conocido y reconocido por mandatarios y jefes de Gobierno del mundo, al poseer los conocimientos para gestionar con eficacia en el concierto de las naciones a favor de México.
El proyecto del que hablamos es perfectamente realizable con la determinación inquebrantable de asumir los desafíos. En pocos días —el 1 de julio— el electorado acudirá a depositar libre y responsablemente su voto en las urnas a favor de José Antonio Meade Kuribreña, y con su liderazgo México será una potencia por la ruta de la modernidad y certidumbre.
Con la voluntad que se convierte en acciones, vamos a construir el mejor destino.
Jorge Manuel Lazo Pech