Virtuoso de la música, con gran trayectoria en ese ámbito y con importantes intervenciones para artistas de renombre internacional, Rodrigo Mora Toraya se ha convertido en ícono de la producción musical en Campeche y nacionalmente, con una cartera que supera las 60 producciones musicales, teatrales y conciertos en todo el país.
De carácter alegre, con imagen sencilla pero sofisticada, “Rod”, como le llaman sus amigos, llega puntual a la cita en su estudio de grabación ubicado en la capital campechana.
Vestido de playera deportiva blanca con notas musicales, jeans azul obscuro, tenis negros con franjas blancas y chamarra informal, Rodrigo se muestra relajado y siempre con la sonrisa en el rostro. “¿Empezamos tocando algo, platicando o primero nos tomamos un café?”, pregunta. Y entre el café y la música de fondo nos invita a sentarnos y comenzamos la entrevista.
¿Cuántos años llevas en el medio musical y artístico? —preguntamos—.
“Bueno, son dos cosas distintas. En la música inicié desde que andaba en pañales. En casa había un piano, una guitarra y hasta maracas, y desde niño tuve el gusto por el arte musical. Igual mis hermanos Emmanuel y Alejandro, que también son músicos profesionales”.
Rodrigo Mora sirve el café. Se acomoda en una silla ejecutiva, da un sorbo a su taza, voltea hacia el teclado detrás de él y toca una pieza musical infantil. “Creo que esa fue la primera canción que interpreté. Con esa me hacían dormir y con los años la usaba para dormir a todos en la casa y así poder asaltar la alacena”, bromea y ríe.
Pero, entonces —proseguimos—, ¿cómo llegaste al medio artístico?
“Con mucho esfuerzo y dedicación. En casa, como mencioné antes, todos teníamos la música en el alma. ¡Aún la tenemos! Lo que comenzó como un juego entre hermanos nos llevó a buscar nuevos horizontes musicales. Nos fuimos a la ‘gran ciudad’, ya sabes, al D.F. (ahora Ciudad de México) y comenzamos a tocar puertas”.
¿Antes de tocar música tocabas puertas? —risas—. ¿Qué cartas de presentación llevabas? ¿Alguna grabación, carta de recomendación, video de programa musical? ¿O sólo llegaste a probar suerte y listo?
“En esos años, te hablo de principios de los 90, era más difícil que ahora. No bastaba con la cara bonita y el apellido famoso. Había buenos músicos, la mayoría estudiados. Salían del Conservatorio de Música, otros de Bellas Artes y algunos habían estudiado en el extranjero. Todos tocaban en bares y ahí comencé.”
“Primero entre mis hermanos, yo y otros amigos formamos un grupo musical. Para esos años los tres traíamos la “mata” (refiriéndose a la cabellera larga), éramos chavos, muy aventados pero también con miedo. Sabíamos que tocar en bares era muy común, pero jamás imaginamos dar el siguiente paso”.
¿Y cuál fue ese paso? ¿Armaron su banda, hicieron alguna audición..?
“¡Qué va!… hicimos decenas. Pero no era fácil competir, te digo que había gente ya famosa. Imagínate llegar a Televisa, que era la meta de todos, y toparte en los pasillos con los músicos de Luis Miguel. ¡Qué cosa! Empezaba la temblorina”.
¿Y entonces?
“Pues todo fue cuestión de suerte. Jamás abandonamos el grupo que formamos, pero cada uno de nosotros —refiriéndose a sus hermanos— seguimos buscando abrir puertas. Y en una de esas se abrió una. No muy grande pero bastante espaciosa para darme a conocer y abrirme camino. Era un programa de televisión que se llamaba Siempre en Domingo. ¿Lo viste alguna vez? Con Raúl Velasco”.
Rodrigo se levanta de la silla, se acomoda la chamarra y con gestos de emoción recuerda: “Estaba en una sala de espera, pues acababa de dejar mi currículum y esperaba respuesta. Generalmente decían ‘ven mañana’ y así nos la llevábamos los interesados. De pronto se abre una puerta y aparece uno de los representantes artísticos (AR) de Sony Music con el que había tenido buena relación, y dice: ‘me urge un tecladista para acompañar a Mónica Naranjo. ¿Hay alguno por aquí?’ ¡Todavía voltee a ver… y esa era, bueno aún es mi especialidad!”
Tras las risas, continuó. “Me puse nervioso, no sabía si entrar o no, me temblaba todo y cuando me di cuenta ya estaba tocando con el resto de la banda”.
¿Y te sabías los acordes, las canciones y todo?
“¡No, espera, ahí te va la mejor parte! Cuando entré al escenario pedí la partitura, mínimo la lista de canciones y me dijeron: ‘empieza El amor coloca’, luego te diremos cuál sigue. Oye chavo, pero trata de que parezca que estás tocando…” Mora Toraya suelta una carcajada que nos contagia a todos. “Yo queriendo demostrar mis dotes para alcanzar el estrellato, y resulta que querían hacer ‘playback’, pero lo hice muy bien”.
¿Qué te dijeron? ¿Te volvieron a llamar?
“Claro, me llamaron y entonces sí me tocó ensayar y tocar con las bandas de Paty Manterola, Mónica Naranjo, MDO (antes Menudo), Pilar Montenegro, Enrique Iglesias cuando apenas llegaba a México. También con Garibaldí, Kabah, Mestizo… Pero aquí ya te hablo de interpretar, no de hacer ‘play’. También me llamaron para trabajar con Julieta Venegas, Eugenia León, Reyli, en fin, una larga lista. ¡Tengo videos para comprobarlo!”.
¿Y de la producción? ¿Cuándo comenzaste o cómo pasaste de músico a productor?
Rodrigo se pone serio. Se toca la barbilla con la mano izquierda y con la derecha se rasca la frente. Al principio parece que la pregunta le causara molestia, pero de inmediato se repone y explica.
“Producciones hice varias desde que llegué a la Ciudad de México, pero la primera que se convirtió en éxito fue el tema del Acafest. Lo que hice fue una adaptación de un tema musical y pegó duro. De ahí me llamaban para hacer jingles y otras producciones musicales, showcase de Conceptos Televisa (empresa filial de producciones de Luis de Llano), así como temas de programas especiales de Televisa como Navidad de las Estrellas, y temas de telenovelas.
Hice los temas del Club América, Sanborns, Tower Records, Land Rover, y en el 2001 me llamaron de parte de la esposa del entonces presidente Vicente Fox, para hacer el arreglo musical de la canción para la Fundación Vamos México”.
¿Te llamaron de Presidencia?
“No, de parte de la esposa del Presidente, de doña Martha Sahagún”.
¿Y qué hiciste?
“Pues primero contestar, definir tiempos, crear, contratar músicos y cantantes, y ya luego el tema Vamos México en el que participaron todos los artistas conocidos en ese momento. De ahí en adelante varios cantantes solicitaron mis servicios de producción, edición, mezcla y masterización de sus álbumes, pero como trabajaba para una empresa, el crédito nunca me lo atribuían”.
Se lo daban a la empresa, supongo, pero… ¿cómo lograste desmarcarte y utilizar tu nombre?
“Como siempre, todo cae por su propio peso”. Rodrigo interrumpe la entrevista para contestar una llamada de su hermano Emmanuel, quien le avisa que pronto tocarán de forma virtual para el Festival de Jazz de Playa del Carmen.
“Era Emmanuel, es que tocaremos en Playa y estamos afinando detalles. ¿Quieren otro café o un refresco?”, nos invita y prosigue.
“Hice buenos amigos en la música, y no olvidemos que mis hermanos también se abrieron camino, sólo que se decantaron más por el jazz y yo me quedé en el género pop. Entonces ellos me recomendaban y viceversa. De ahí fue que un día me llamaron para realizar una grabación con el extinto jazzista mexicano Eugenio Toussaint. ¡Fue una locura!”
“Imagínate trabajar con un genio del jazz, súper importante y reconocido mundialmente. Bueno, pues aquí grabó en Ictus. ¡En este mismo estudio! Porque vino para unos eventos de cultura hace algunos años y como había relación, pues lo trajimos”.
Y de pronto nos presume las instalaciones de Producciones Ictus, “que no es cualquier empresa de audio, tiene reconocimiento nacional como uno de los mejores estudios en el sureste mexicano”, asegura.
“Aquí han grabado desde artistas locales como don Alfonso Carrillo Zavala, don Fernando Sadek, que en paz descanse, y también artistas más jóvenes y talentosos como Ana Laura Gutiérrez y la exacadémica (de la Academia Azteca) Karla Silva Cazán, por mencionar algunos”.
“Pero también grabó en este estudio Mike Stern, uno de los mejores jazzistas del mundo, y el pianista Roberto Verástegui, de los más jóvenes genios del jazz en México. Y hay otros músicos que quisiera mencionarte, pero nos hicieron firmar contratos de confidencialidad”.
¿Por qué?
“Pues llegaron a carnavales o conciertos culturales y algo necesitaban. En una ocasión a una cantante se le enfermaron las coristas, y ella vino personalmente a grabar. Muy guapa y talentosa, con voz impresionante, estuvo en un reality de canto y ya no digo más”.
¿Qué proyecto tienes ahora?
“Por lo pronto muchos ensayos del grupo Xamán, en donde también participan mis hermanos Emmanuel —en la guitarra— y Alejandro —como bajista—, y el baterista y buen amigo Rigo Pech. Debemos estar súper listos para la presentación en el Festival de Jazz de Playa del Carmen”.
“Además mi socio y yo estamos por firmar un contrato para la producción de un grupo musical, así que el trabajo no se detiene”.
¿Tu socio también es músico?
“Mi socio es el secreto mejor guardado de esta empresa” —ríe—.
¿Qué puedes decir de la música nueva y sus producciones? ¿De los nuevos valores?
“Hay de todo y para todos los gustos. La tecnología ha abierto brechas importantes, y aunque cada vez la música tiene menos producción, los nuevos talentos demuestran que saben aprovechar bien los programas digitales para crear. Es lo que importa. La música no se acaba, hay que explotarla y cuando nos demos cuenta regresaremos a los orígenes”.
¿A la piedra y las maderas? Preguntamos y reímos todos.
“Casi… —responde Rodrigo—. Me refiero a que las nuevas generaciones siguen disfrutando la música de ayer, sólo que las actualizan, les cambian los ritmos y las vuelven a lanzar. Son los famosos ‘covers’. Pero sí, también con el paso de los años, y aunque tengas experiencia y reconocimiento, llega el momento en el que vuelves a tocar puertas y pides que te escuchen como la primera vez”.
¿Y luego?…
“Es ahí donde demuestras que hay músicos y músicos de calidad. Que hay tecnología y hay quienes producimos. Que la música es arte, es pasión, es creatividad y, sobre todo, que muchos tocan instrumentos pero pocos interpretan. Ahí es donde se hace la diferencia”.
Con esas palabras finalizamos la visita y entrevista a Rodrigo Mora Toraya, músico campechano que ha destacado por su ingenio creativo a nivel nacional. Quizá en la próxima plática nos muestre nuevas producciones, tal vez hasta nos revele su secreto mejor guardado.
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