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Jorge Gustavo Sansores Jarero

AVES DE RAPIÑA

Triste, impresionante, inaudito, patético, repugnante e indignante es la acción de cientos de ciudadanos en todo el territorio estatal cuando rapiñan la carga de vehículos que se accidentan en las carreteras, y lo peor es que las autoridades presencian los hechos sin hacer nada. Ni siquiera se inmutan, aun cuando dentro de los vehículos haya personas lastimadas y/o muertas.

Las imágenes y la descripción de un usuario de redes sociales, dio muestra de lo mal que está la humanidad, sí, pero también hay que ver las diferentes aristas de lo acontecido. En la carretera federal que conduce de Champotón a Sabancuy y viceversa, hubo un choque frontal entre un vehículo particular y un tractocamión.

Con solo ver las fotografías del automóvil compacto, podríamos imaginar el desenlace de los ocupantes. Y del tráiler, pues casi lo mismo. Su enorme tamaño no fue suficiente para que el impacto contra el otro vehículo, por muy compacto que fuera, impidiera que el inmenso camión saliera de la cinta asfáltica, hecho pedazos.

Según testigos, en menos de 10 minutos ya había decenas de personas alrededor de ambos vehículos. Algunos corrían despavoridos hacia la orilla de la carretera, donde estaba el tráiler y su carga, otros hacia la mitad de la carretera federal donde quedaron los pedazos del automóvil. En ocasiones iban de un vehículo a otro con gran velocidad.

Lo triste, es que nadie fue para auxiliar a los posibles heridos; lo impresionante, es que llegaban más personas para ver lo acontecido; lo inaudito, es que ninguno sacaba el celular para llamar a las autoridades, pero sí para ser los primeros en subir a sus redes sociales lo ocurrido.

Lo patético y repugnante fue que casi todos comenzaron a rapiñar la carga del camión que transportaba mangos. Lo indignante, es que hubo quienes saquearon las pertenencias del vehículo compacto, en donde habían fallecido dos personas, cuyos cuerpos yacían en el interior de lo que quedaba del automóvil, y aparentemente uno de ellos aun agonizando.

¿Qué clase de personas rapiñan y por qué? ¿Por necesidad? Tal vez. ¿Pero es que acaso no tenemos un Gobierno que ha privilegiado —según sus defensores— el apoyo para quienes menos tienen? ¿No para eso les regalan dinero cada mes o bimestre? ¿Esa es el “pueblo bueno y sabio” que nos presumen desde la más alta jerarquía del poder?

No hay duda de que falta educación, valores y sobre todo humanidad. En otros países la gente se vuelca para ayudar, llamar ambulancias y preserva la carga, pues sabe que tiene dueño. Y aún mejor, respeta los bienes de los muertos, pues hay deudos a quienes les pertenece lo que queda dentro del o los vehículos.

Lo que sin duda falta en México, es autoridad para evitar que estos lamentables acontecimientos sucedan. Urgen leyes que eviten este tipo de situaciones, en las que muchos sentimos vergüenza y pena por los demás. Que detengan a los que rapiñen, que los castiguen, que los exhiban por su comportamiento antisocial, sociópata. Y lo son, pues no diferencian entre lo que está bien o está mal.

Y no, estás situaciones no son nuevas y no son exclusivas de esa carretera. Sucede en todo el país y cada día es peor. Es muestra de que la sociedad falla —fallamos—, pero de que las autoridades quieren que esto continúe, pues no castigan, no intervienen, no hacen ni dicen nada.

Pareciera que ese “pueblo bueno y sabio” tiene permiso para delinquir, pues eso son, delincuentes, rateros, no hay más. Me da la impresión de que el Gobierno Federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador los deja actuar de esa forma, pues venden lo que rapiñan para saciar sus necesidades. Y los deja, porque su administración es incapaz de mejorar la calidad de vida de los mexicanos. Porque no mejoramos recibiendo dinero regalado, queda claro.

Quienes rapiñan, de inmediato salen a vender los productos robados o lo hacen en sus redes sociales. Incluso en la puerta de sus casas, y hasta presumen de dónde proviene lo que expenden. Eso es porque hay necesidad, no porque hayan tomado un curso de emprendimiento. Es la muestra de que necesitamos mejores políticas públicas para mejorar al sector empresarial. A la gente no se le debe regalar dinero, no es sano.

Un país crece con el sostenimiento de su economía, con el apoyo hacia los empresarios, pues son los que crean empleos y ayudan a que el dinero circule. El empresario es quien contrata, paga impuestos, el Seguro Social de sus trabajadores, y eso ayuda a que el sistema tenga sustento económico. Pero no, en México es más fácil regalar unos pesos y frenar la inversión privada, pues únicamente les conveniente que los “apoyos” del Gobierno “beneficien” al pueblo.

Por otro lado, hay quienes consideran que eso está bien, “porque ahora la gente recibe el dinero en sus manos”. Y sí, ahora así sucede, pero ese dinero de nada sirve cuando la inflación no cede, cuando el poder adquisitivo es menor que antes, y lo poco que reciben los beneficiarios deben utilizarlo para pagar todo lo que antes era gratis como medicamentos, vacunas, consultas médicas o bien, sólo tenían que pagar una parte de sus semillas, fertilizantes y combustible para poder trabajar en el campo o la pesca.

Mientras no haya empleos y la ciudadanía siga recibiendo su lanita mensual o bimestral, no habrá crecimiento económico y de nada servirá regalar tanto dinero que hace falta para mejorar al país. Y como eso no sucede, para muchos será más fácil rapiñar que trabajar, y seguirán estas escenas de pena. ¿Y la autoridad? Seguirá ausente o permisiva, al fin y al cabo, así evitan que el pueblo se levante y exija. No hay futuro para México.

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