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JORGE GUSTAVO SANSORES JARERO

“CON LOS NIÑOS NO”

Interesante es la frase utilizada como “hashtag” en las redes sociales para defender a Jesús Ernesto López Gutiérrez, hijo menor del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien fue burla de millones de mexicanos por su apariencia física, al aparecer junto a su padre en partido de béisbol.

#ConLosNiñosNo se convirtió en “trendig topic” por al menos 24 horas, y tuvo mucho auge porque los usuarios de redes sociales afines al Presidente, defendieron a capa y espada al joven Jesús Ernesto.

Estoy de acuerdo en que la burla no era necesaria, pues no sabemos si el hijo menor de López Obrador padece alguna enfermedad que lo haya llevado a la obesidad —existen varias—, y por ende rebajarse a compararlo con animales, personajes de televisión y de la pantalla grande, estuvo de más.

Por supuesto, tampoco estuve de acuerdo cuando el propio presidente Andrés Manuel lanzó una campaña de desprestigio contra el hijo menor del exmandatario panista Felipe Calderón Hinojosa, y lo mismo sucedió el sexenio pasado con miles, millones de cuentas en las redes sociales que vertían —vierten— comentarios en contra de las hijas del expresidente Enrique Peña Nieto.

En Campeche, la gobernadora Layda Elena Sansores San Román criticó las burlas. En sus redes sociales escribió: “Toda mi solidaridad, apoyo y cariño para Jesús Ernesto, quien no merece recibir ataques de odio de ningún tipo; se violaron sus #DerechosHumanos. Ningún niño, niña o adolescente merece sufrir violencia; depende de nosotros darles un mundo donde vivir en paz y felices. #ConLosNiñosNo”.

Claro, a Sansores San Román se le olvidó, entre muchas otras cosas, cuando le lanzó a un diputado federal priísta su frase: “¿Cómo sentirías cuando ese hijo que esperas con tanto amor, cuando pase por la calle, la gente murmure: ahí va el hijo del traidor?”. Parece que para el 17 de abril de este mismo año, cuando publicó este mensaje, la gobernadora pensaba diferente. ¿O acaso la defensa actual es porque se trata del hijo de su jefe?

Pero lejos de las burlas ciudadanas y políticas contra el pequeño Jesús Ernesto, o las supuesta predicción de Layda Sansores contra el futuro retoño de un priísta, esta famosa frase de “con los niños no”, es la que debieron de aplicar en días pasados, cuando miles de niños y niñas de cinco a 11 años de edad, sufrieron los estragos de la pésima organización para la aplicación de sus vacunas antiCovid.

Miles de menores de edad y sus padres o tutores fueron discriminados, minimizados, desatendidos, al mantenerlos bajo el sol, a temperaturas mayores a los 35 grados centígrados, para poder obtener su primera dosis. Y no hay justificación alguna, por mucho que las quiera encontrar.

No faltaron los asiduos defensores de la 4T que culparon a los padres de familia por llevar a sus hijos el primer día, “cuando son varios días destinados para la aplicación de vacunas”, esbozaron. Que fue de esa manera, en los hospitales, “por si algún infante se pone mal y es necesario internarlo”, mantenían otros. Cabe mencionar que esa vacuna de Pfizer ya está probada, incluso en menores de sólo un año de edad, pues en Estados Unidos están por aplicarla a partir de esa etapa.

Creo que a la Delegación de Programas del Bienestar en Campeche, a cargo de Carlos Martínez Aké, no se le ocurrió que, en primera, los niños y las niñas de cinco a 11 años no pueden ir solos a recibir su vacuna. Necesitan de sus padres o tutores, y ante las carencias económicas que han arrojado las administraciones Federal y Estatal actuales, la mayoría trabaja y tienen medido el tiempo para llevar a sus hijos a recibir su vacuna. Mientras antes, mejor.

A Martínez Aké tampoco le pasó por la mente que esos menores son más propensos a insolarse, a sufrir por cansancio y desesperación, incluso a enfermarse por estar en la intemperie. El delegado desconoce que por las mañanas —en nuestra entidad— el calor es insoportable, que cualquiera puede sufrir deshidratación y más los niños. ¿Y por la tarde? Estamos en temporada de lluvias, además nos acecha un posible huracán formándose en el Atlántico.

¿Acaso no pudieron aplicar las vacunas en el Centro de Convenciones desde un inicio, como lo hizo su antecesor Manuel Jesús Zavala Salazar? ¿Y a través de los vehículos por qué no? ¿Y llevar a ese lugar módulos de atención médica como lo han hecho antes? Los profesionales de la salud en el Estado siempre están dispuestos, de hecho, entre ellos y las Fuerzas Armadas se llevan el crédito en la aplicación de los biológicos.

No es la primera vez que discriminan a los más vulnerables, lo mismo hicieron con las personas de la tercera edad, no podemos olvidarlo. Definitivamente la sensibilidad es escasa en esta administración.

Las quejas de madres y padres y de abuelos y tíos, entre otros, que llevaron a sus hijos o familiares a la vacunación, son interminables. No hay justificación para la desorganización o bien, para la falta de tacto en la aplicación de dosis y trato para los infantes campechanos. Al final intentaron remediarlo enviando a las familias al Centro de Convenciones, pero nuevamente cancelaron la vacunación sin previo aviso y con nuevas fechas.

En esta ocasión tampoco vi a ningún funcionario de la mal llamada cuatroté utilizando el hashtag “con los niños no”. Enmudecieron, pues compartir las quejas les traería consecuencias. Tampoco hubo preocupación en la página de Facebook de la gobernadora, pues como la vacunación inició el martes 28, estaba muy ocupada preparando el guion de su transmisión feisbuquera. Para cuando emitió sus comentarios, la molestia de los paterfamilias ya era demasiada.

Entonces, desde mi perspectiva, la famosa campaña de “con los niños no” fue muy fifí, pues sólo aplicó para el hijo menor del Presidente. Queda claro que los defensores de ese niño no piensan igual de los demás niños. Se quejaron tanto de los gobiernos pasados, que están peores. No importa, padres y madres de familia, y otros familiares fueron prudentes. Aguantan y anotan.

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