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Jorge Gustavo Sansores Jarero

Intolerancia y burla

Cada sexenio y/o trienio, el gobernante que llegaba al poder intentaba dejar un legado para ser recordado. Invertían en infraestructura, erigían parques y monumentos, atraían inversiones y mejoraban la economía, por lo que llegaban nuevas oportunidades a la entidad. Sin embargo la actual Administración Estatal eliminó programas de apoyo a las familias campechanas, que ante las quejas diarias asegura que pronto regresarán.

En ese tenor, me referiré positivamente a lo que hace algunos años fueron los zapatos escolares llamado “Pasos Solidarios”, entregados durante la administración que encabezó el exgoberandor Fernando Eutimio Ortega Bernés, o los útiles escolares y tenis para “Crecer en Grande” de Alejandro Moreno Cárdenas, que hoy se han convertido en bonito recuerdo, pero también en duro golpe para la economía de las familias que menos tienen.

Bonito recuerdo, pues además de que los artículos tenían acuñada la frase del sexenio y hasta el escudo del Estado o logo de la administración, muchos padres y madres de familia pudieron ahorrarse algunos cientos de pesos, al recibir ese apoyo fundamental para que sus hijos fueran a clases bien calzados y con útiles escolares.

También en esas dos administraciones —priístas por cierto— hubo uniformes escolares, becas, computadoras, laptops, Internet y muchos otros avances tecnológicos gratuitos para los estudiantes, que hasta hoy en muchos casos siguen activos, pero claro, bajo el slogan de la actual Administración. Lo mismo pero con otro color y nombre. Nada nuevo.

Lo nuevo de este sexenio que ya lleva casi los primeros 12 meses o el año, es que a diferencia de los anteriores no hubo zapatos, tenis, útiles, mochilas, ni solidarios ni para crecer aunque sea un poquito, pues ese tipo de apoyos fueron eliminados en perjuicio de padres y madres de familia, casados, solteros, rejuntados, divorciados, viudos o como sea, y así como muchos se acuerdan de los beneficios de aquellas dos administraciones, ahora con tristeza, pero sobre todo con mucho coraje y rencor, recuerdan a quién o quiénes los despojaron de esos programas.

Y más se acordaron durante el pasado fin de semana —del 26 al 28 de agosto—, cuando muchos paterfamilias no habían recibido su quincena y tenían que comprar uniformes, mochilas, zapatos, tenis, útiles escolares y demás artículos para el ingreso al ciclo escolar que recién inició, pues la creciente inflación del 8.2 por ciento a nivel nacional, pero aún peor la de Campeche con el 9.3, por encima de la media del país, les asestó un duro golpe a sus bolsillos.

Aunado a la inflación, hay que resaltar que durante el primer trimestre de este año nuestra entidad tuvo decrecimiento económico en menos 6.4 por ciento, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Con estos datos, quitarle a miles de familias ese apoyo, que durante al menos dos sexenios tricolores anteriores fueron de gran ayuda, es sinónimo de insultarlos de la peor manera. Es burlarse de los que menos tienen.

Pero la burla no quedó ahí, sino que continuó y fue más severa, cuando la Secretaría del Bienestar —Estatal— dio a conocer la noche del lunes pasado, que sí habrá uniformes escolares, sólo que los entregarán hasta dentro de unas semanas, sin que dieran fecha fija, pero eso sí, presumieron que gastarán más de 24 millones de pesos para comprar 58 mil 417 uniformes completos. ¿Tiene caso entregarlos cuando los estudiantes ya están en clases y los padres de familia ya hicieron la inversión? ¡Vaya apoyo!

Y como al parecer al Gobierno del Estado no le gusta la competencia de ningún tipo —aunque no puede competir contra su incompetencia—, también se ha prestado a armar otro circo mediático, ahora en contra de las farmacias que opera el DIF Municipal, bajo el nombre del exalcalde Eliseo Fernández Montúfar.

Primero, hace unos días, la propia gobernadora Layda Elena Sansores San Román exigió al Instituto Electoral del Estado de Campeche (IEEC) que sancione a Fernández Montúfar por vender productos a bajo costo en el “Mercadito Naranja”, así como la inhabilitación del programa “Cocina Naranja”, que regala comida a las familias más pobres de la ciudad capital.

Esta semana que recién concluyó, la Secretaría de Protección y Seguridad  Ciudadana (SPSC), a cargo de la oriunda de Guanajuato, Marcela Muñoz Martínez, envió decenas de policías para impedir que la ciudadanía que compra medicamentos baratos y consulta gratis, pudiera siquiera acercarse a la farmacia ubicada en la esquina de la calle 10 con 65 del Centro Histórico. Y sí, aparentemente hay una demanda en contra del exalcalde y esa botica presenta un embargo, pero ¿era necesaria tanta fuerza policiaca para impedir el ingreso de los pacientes?

Para colmo, esa misma noche, otro gran número de patrullas rodeó la camioneta que transportaba a la alcaldesa Biby Karen Rabelo de la Torre y parte de su equipo de trabajo, argumentando los agentes que “se trata de un operativo porque la camioneta tiene reporte de robo”, cuando a todas luces se notaba la verdadera intención.

Molesta, la presidenta municipal Rabelo de la Torre arremetió en contra de la secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana, a quien le exigió ponerse a trabajar, dar resultados ante la creciente ola delincuencial en la entidad y que dejara de montar este tipo de operativos para amedrentar a los políticos y a la ciudadanía. Ni cuando los padres de familia salieron a comprar los útiles escolares y uniformes para sus hijos estuvieron tan vigilado, y mucho menos protegidos.

Por cierto, esos padres y madres en su mayoría son los mismos a quienes les negaron los programas antes mencionados. Y muchas familias que consultan en las farmacias de Eliseo lo hacen porque el Gobierno Federal desapareció el Seguro Popular, porque no están registrados ante el IMSS o el Issste, y porque esta Administración Estatal no ha mejorado los servicios de salud en la entidad.

En pocas palabras, pareciera que este Gobierno Estatal está en contra de todo lo que sea benéfico para la sociedad, y en cambio pone trabas para los programas de apoyo que servían para ayudar a las familias campechanas. Y al paso que vamos y con las muestras de intolerancia que vemos y palpamos, dentro de poco nos van a reprender si ayudamos a nuestras familias, a los amigos o hasta a los indigentes que piden ayuda en la vía pública.

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