Tribuna Campeche

Diario Independiente

EN CONCRETO

Da click para más información

Jorge Gustavo Sansores Jarero

Respuesta ‘perfecta’

“No podría contestar eso”, fueron las palabras de Leticia Ramírez Amaya, profesora de educación primaria durante cuatro años —1980-1984— y actual secretaria de Educación Pública (SEP), ante el cuestionamiento de la periodista de Televisa, Danielle Dithurbide, acerca del nuevo modelo educativo, en concreto de “cómo va a aprender un niño las matemáticas en segundo de primaria”.

 

Para la recién nombrada titular de la SEP, el nuevo modelo educativo no es una ocurrencia, pero darle ese cargo a la morenista sí lo fue. Unos aseguran que Ramírez Amaya obtuvo el puesto por su lealtad hacia el presidente Andrés Manuel López Obrador, pues lo ha seguido desde hace varios años, y la maestra es parte de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) desde sus inicios. De ser así, numerosos expriístas también se habrían ganado el puesto ¿por su lealtad?

Lejos de las lealtades, de ganarse el cargo por amistad o por morenismo, lo que merece la pena escudriñar es la frase vertida por la secretaria de Educación, pues no es la primera vez que los mexicanos la escuchamos o bien, que nos dan ese tipo de respuestas ante cuestionamientos de suma importancia para el país.

Si comparamos eso de que “no podría contestar esto” con el “yo tengo otros datos”, creo que la primera frase cuando menos es algo honesta. La señora no sabe, tal vez no ha dimensionado lo que significa estar al frente de la SEP, pues su paso por las aulas de primaria fue de apenas cuatro años, hace 38.

Y esa misma respuesta la escuchamos de diferentes formas cada día, desde hace cuatro años a nivel nacional, y desde hace uno a nivel estatal, y seguirá por algún tiempo en la transcurso de los días, pues es la salida más fácil que tienen algunos funcionarios ante la falta de conocimiento de sus encargos.

Haciendo memoria, en el año 2006 el periodista Víctor Trujillo entrevistó a todos los candidatos a la Presidencia de la República, entre ellos a Andrés Manuel López Obrador. El entonces candidato de la Coalición Por el Bien de Todos entre los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Convergencia, se negó a responder preguntas de primaria.

Cuando el entrevistador anunció que iniciarían esas sencillas preguntas, el entonces candidato se incomodó, frunció el ceño y reviró diciendo: “No te las voy a contestar, te lo digo así, de manera respetuosa, tengo mi estrategia, no creo que sea conveniente para mí”. ¿Estrategia o desconocimiento?

Antes que López Obrador, ya habían participado en ese programa otros tres candidatos a la Presidencia, y todos contestaron preguntas sencillas como el nombre de la capital de Belice, algunos sinónimos, cómo se saca el ángulo de un triángulo, entre otras preguntas curiosas para conocer su nivel cognitivo. Y ninguno de los anteriores, independientemente del partido que los abanderaba, se negó a responder.

Aquí en la entidad, cuando en últimas fechas le han preguntado a algún funcionario acerca de las fallas en el ejercicio de sus funciones, o por la compra de equipos de rastreo, localización y escucha de llamadas telefónicas —para no decirle espionaje—, como es el caso del secretario de Finanzas, Jezrael Isaac Larracilla Pérez, la respuesta ha sido nula, que para términos prácticos es más penoso que decir: “No podría contestar eso”, como lo hizo la titular de la SEP.

Si en el Municipio de Carmen le cuestionan a algún funcionario estatal o federal acerca de por qué no han llegado las oficinas de Petróleos Mexicanos (Pemex), como prometió el Presidente durante su campaña, para supuestamente restituir miles de empleos y mejorar las condiciones de la Isla y parte de la municipalidad, la respuesta es prácticamente igual, pero con otras palabras.

“Estamos trabajando en ello, es cuestión de tiempo, ese dato no lo tengo a la mano, voy a consultar con el encargado/da, tengo entendido que ya está todo listo, vamos a revisar qué ha sucedido, no pasa de este año…”, son algunas de las salidas por ese y otros temas. Para mí, tan malas como la respuesta de la maestra del momento.

Pero si nos vamos más a fondo, sin afán de encolerizar a los morenistas ni de que parezca que salgo en defensa de políticos de otros partidos, la respuesta más conocida o mejor dicho, el pretexto perfecto de las nuevas administraciones para evadir sus responsabilidades, es sin duda: “los de antes, los del PRIAN lo dejaron así, lo hicieron peor”.

Por eso no debe espantarnos la respuesta de la secretaria Leticia Ramírez Amaya, lo que debe es preocuparnos. Porque dejar al frente de la educación del país a alguien que defiende el nuevo modelo educativo, pero que no tiene idea de cómo funciona, es preocupante, además de vergonzoso.

Quienes la defienden “argumentan” que se debió a que esa pregunta no tiene sentido, pues cada maestro enseña diferente, y que la periodista no es especialista en temas de educación. En primera, aunque los profesores usen técnicas distintas, la titular de la SEP debe tener conocimientos de cuánto es dos más dos, tal vez de cuatro por ocho. En segunda, si la entrevistadora fuera especialista, la revolcada hubiera sido severa.

Por supuesto, no es la primera vez que algún funcionario llega al cargo por dedazo, amistad, compadrazgo, lealtad, cariño o porque no hay de otra. Lo hicieron los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) en la Presidencia, en los Estados o en la jefatura de Gobierno del la Ciudad de México. Y ahora lo hace Regeneración Nacional en las entidades que gobierna.

Entre todas las burlas que le ha dejado su respuesta “sincera” a la nueva secretaria de Educación, por no saber nada del tema que le compete, sin duda la señora puede estar tranquila, tal vez hasta contenta, pues aunque hoy es burla nacional, percibiría un sueldo de 164 mil 960 pesos mensual brutos, es decir que el neto estimado es de 114 mil 647.20 pesos. Nada mal para que la ignorancia encabece la educación del país.

Por lo pronto, esta primera lección de cómo responder sin dar respuesta, se ha convertido en la principal tarea de muchos mexicanos. Unos la analizamos para conocer sus alcances y los problemas que traerá a la educación de México, otros para burlarse, aunque en el fondo tampoco tengan mucho que responder. Unos más porque saben que ese tipo de respuesta les ayudará a evadir los temas que los ponen contra la pared.

¡Comparte esta nota!