Tribuna Campeche

Diario Independiente

En unos párrafos: ¿Soberanía nacional…?

Ernesto Castillo Rosado

(II parte)

Todos estos acontecimientos bélicos le fueron dando cada vez más y más peso al significado del término soberanía nacional. ¡Nunca más nos íbamos a dejar humillar por ningún enemigo extranjero! ¡No más intervenciones, no más injerencias!

Han transcurrido más de 150 años desde aquellos tiempos y todavía seguimos apelando a la dichosa “soberanía nacional”. Uno de nuestros inviolables dogmas patrióticos que han pasado inalterables de generación en generación, y que repetimos al pie de la letra, de la misma forma como “el petróleo es de los mexicanos”.

Pues bien, hoy, ni Biden nos va a declarar la guerra para anexarse más territorio, ni Macron tiene contemplado invadirnos para instaurar el Tercer Imperio. Hoy, la guerra que estamos librando los mexicanos es diferente, no se trata de una guerra contra un extraño enemigo (entiéndase un país extranjero), sino que estamos luchando contra un enemigo que ya se encuentra dentro de nuestro territorio desde hace décadas y que no hemos podido derrotar.

El extraño enemigo lleva profanando nuestro suelo por casi 20 años desde que se declaró la guerra contra el narcotráfico. Una guerra en donde las muertes diarias superan incluso a las de países que se encuentran en un conflicto bélico como tal, actualmente.

Hay zonas, comunidades y regiones de nuestro país controladas por el crimen organizado en donde se vive en un “estado de excepción” de facto. En estos lugares el Estado se encuentra imposibilitado materialmente para brindar seguridad y protección a los ciudadanos como mandata la Constitución. ¿Y aquí, no aplica el romanticismo de la soberanía nacional? ¿Dónde quedó la dichosa soberanía nacional aquí donde el crimen organizado ha asumido parte de las funciones del Estado?

Preguntémosle a los aguacateros de Michoacán por la soberanía nacional, o a los propietarios de bares y discotecas de Acapulco, o preguntémosle a los restauranteros de la Condesa y la Roma, o a los gasolineros del centro del país, o a los locatarios en los mercados de la Ciudad de México, o a todos aquellos que tienen que pagar extorsiones simplemente para realizar su actividad comercial; preguntémosles qué le interesa más, si la soberanía nacional o la seguridad para poder trabajar.

Los mexicanos queremos sentirnos seguros. Tener seguridad en las calles, en el transporte público, en los lugares de trabajo, tener la seguridad para poder transitar libremente, para viajar, para divertirnos. La seguridad de que podemos regresar a casa por las noches. Seguridad que no tuvieron las seis adolescentes secuestradas y asesinadas con total impunidad en Celayaen marzo pasado. Seguridad que tampoco tuvieron los 11 participantes a un rally de motociclistas en Ensenada y que fueron masacrados la semana pasada. A ver si alguien tiene el valor de preguntarles a sus familiares por la soberanía nacional sustentada en el falso discurso de una intervención militar estadunidense.

Las drogas no reconocen fronteras. A diario mueren cientos de personas a causa de ellas, ahí en Estados Unidos por su consumo, y aquí en México por su suministro. El combate a los cárteles, por lo tanto, debe regirse bajo el mismo enfoque, y no estar limitado por una línea geográfica que no es más que una mera división política que sirve para marcar la separación entre dos países.

No somos menos mexicanos por permitir ayuda militar para combatir al crimen organizado. No somos antipatrióticos por querer sentirnos seguros. Mucho menos somos traidores a la Patria por simplemente querer vivir en paz.

A nadie van a fusilar en el Cerro de las Campanas por desearlo, a los que están fusilando todos los días son a cientos de mexicanos a lo largo del país por una guerra perdida.

@ECR1978

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