Se enfrentan taxistas y policías federales
ESCÁRCEGA.– Agremiados a la Cooperativa del Frente Único de Trabajadores del Volante de Taxis y Colectivos de Escárcega se enfrentaron con elementos de la División de Gendarmería de la Policía Federal, para evitar el aseguramiento de un taxi que no portaba placas y cuyo conductor no presentó ningún documento para transitar, argumentando que los oficiales no estaban facultados para hacer tales labores.
Eran alrededor de las 12:30 horas de ayer cuando a la altura de la calle 22, entre 45 y 47 de la colonia Esperanza, los gendarmes de la patrulla 15794 solicitaron al chofer del Nissan, Tsuru, blanco/rojo, numeración TX-7184, sin placas de circulación, del grupo “Radio Taxis Escárcega”, que detuviera su marcha.
Los federales le solicitaron que descendiera del auto para una revisión de rutina, a lo que el taxista identificado con los apellidos Lainez Zacarías, mostró conducta defensiva replicando que no tenía porqué hacerlo, además que no mostró sus documentos para circular.
Ante la negativa le indicaron que la unidad sería asegurada, pues además transitaba sin placas de circulación, situación que molestó al conductor y solicitó el apoyo de sus compañeros, acudiendo alrededor de 50 en sus respectivas unidades.
FUERTE DISCUSIÓN
Por más de 20 minutos gendarmes y ruleteros se enfrascaron en fuerte discusión, argumentando los segundos que esa corporación policiaca no estaba facultada para una revisión, ni muchos menos para asegurar el vehículo, pues eso es competencia del Instituto Estatal del Transporte (IET) e incluso que tenían permiso para andar sin placas por ser tolerados.
Los gendarmes les replicaron que son respetuosos de su labor, pero que sí estaban facultados para realizar una revisión y podían asegurar la unidad, pues es parte de su responsabilidad en la aplicación de las acciones para prevenir delitos y que si en realidad no hay nada de qué temer, el porqué negarse a que se proceda a realizar un revisión de rutina, misma que se aplica conforme a los derechos humanos.
Finalmente la presión de los chafiretes evitó que la unidad de alquiler fuera asegurada, llegando ambas partes a un acuerdo para realizar los trabajos que les corresponde.