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Emboscados con toda la alevosía…

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IMPRESIONANTE OPERATIVO NO LOGRA APREHENDER AL MULTIHOMICIDA

EJIDO 5 DE FEBRERO, Champotón.— Luego de matar de un escopetazo a su hijo, Miguel Luna Gómez, (a) “Conejo”, se atrincheró en su predio y cuando agentes ministeriales intentaron detenerlo los recibió a balazos, asesinando a uno de ellos e hiriendo a dos más de gravedad. Pese al impresionante operativo implementado en esa comunidad, el multihomicida hasta anoche seguía prófugo.

Luna Gómez, de 50 años de edad, mató a su hijo Daniel Luna Vázquez, en un pleito surgido al calor del alcohol. El joven, de unos 30 años, intentó huir cuando vio que su padre tomaba el arma, pero fue alcanzado de un disparo. Después el filicida se acercó con toda sangre fría para darle el tiro de gracia en la espalda.

Al percatarse de que los agentes adscritos a la Fiscalía de Champotón acudían a detenerlo, en cumplimiento de la orden de aprehensión por el homicidio de su hijo, decidió refugiarse en su parcela y esperar la llegada de los ministeriales. Literalmente los emboscó desde su escondite, donde disparó con alevosía y ventaja contra los oficiales.

El comandante de la Agencia Estatal de Investigación de Champotón, Orlando de Jesús García Magaña (a) “Rambo”, recibió los impactos del arma de fuego a la altura del pecho, brazos y piernas. Otros dos agentes, con iniciales R.A.P.P., de 56 años de edad, y D.E.J., de 46, cayeron lesionados, por lo que sus acompañantes solicitaron apoyo al 911.

Fue en el crucero de Xbacab en donde los agentes heridos fueron atendidos   inicialmente, aunque luego los trasladaron al Instituto Mexicano del Seguro Social de la capital. El comandante habría fallecido durante el traslado.

El comandate caído en el cumplimiento de su deber, Orlando de Jesús García Magaña, había prestado sus servicios en los Municipios de Escárcega, Carmen y Candelaria. Fue escolta del vicefiscal de Escárcega.

Al prófugo Miguel Luna Gómez lo conocen en esta comunidad por ser problemático. Su nivel de agresividad aumentaba cuando tomaba, lo que era muy frecuente, puesto que comenzaba a buscar pleito a todos los que encontraba a su paso.  Testigos aseguran que no era la primera vez que padre e hijo discutían, aunque esta vez terminó en desgracia.

Hoy las calles empolvadas del ejido 5 de Febrero tomaron otro aspecto: la tranquilidad que la caracteriza, fue sustituida por la llegada de convoys del Ejército y agentes ministeriales.

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