Tribuna Campeche

Diario Independiente

Candidata blindada

Hay que ver las imágenes que circulan en redes sociales sobre la cantidad de guardaespaldas que protegen a la candidata de Morena a la Alcaldía, Jamile Moguel Coyoc, para asimilar por un lado, la gravedad del problema de inseguridad que existe en nuestro Estado y dos, el pánico de la exmocista por sufrir un nuevo ataque por parte de la delincuencia organizada.

En ambos casos, es obvio que la autoridad nos debe muchas explicaciones a los campechanos. No sólo porque se están destinando más policías a salvaguardar la seguridad de funcionarios de Gobierno y de candidatos morenistas, que al combate a la delincuencia, sino porque no nos han precisado qué tanto le debe Jamile a sus amigos que fueron detenidos como parte de un grupo armado, porque parecería que está esperando una nueva embestida.

Ella y su pareja Rafita se han obstinado en culpar del atentado en su contra al exalcalde Eliseo, quien anda escondido para evitar que se ejecuten las órdenes de aprehensión en su contra por los expedientes amañados que le armó el fiscal Renato Sales Heredia. Pero ni ella ni él han probado sus dichos.

Deberían decirnos primero el motivo por el cual Eliseo quisiera deshacerse de ellos, pero hasta ahora no han sido claros. Y ante la ausencia de un “móvil” medianamente creíble, todas sus psicóticas acusaciones caen por su propio peso.

Lo que sí vemos todos los días es que Jamile no se mueve en público si no viene rodeada de por lo menos ocho escoltas fuertemente armados. Ningún otro candidato o candidata antes de ella, había mostrado semejante demostración de prepotencia. 

Y si ahora que es candidata se ha vuelto inaccesible para la gente, no queremos imaginar cómo andará en el remotísimo caso de que el fraude que se opera a su favor le arroje resultados favorables y la declaren ganadora.

Porque es obvio que una candidata blindada y apanicada no va recibir jamás el respaldo ciudadano, que ya está bastante decepcionado de su gobernadora Layda Sansores, que dijo una cosa en campaña, y hace otra como gobernadora.

No olvidemos que su lema de campaña la define de pies a cabeza: “Jamile es como Layda”. O sea, que se pasaría los tres años de su gobierno viajando, traería foráneos a gobernar el Municipio, no rendiría cuentas claras de los multimillonarios presupuestos que ejercería, tendría a su Rafita incómodo haciendo negocios con los proveedores, propiciaría el incremento de la delincuencia, etcétera.

No hay refrán perdido, y parece que aquél que dice que “el que teme… debe…”, se le aplica muy bien a la heroína del amor”…

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