Tribuna Campeche

Diario Independiente

Inútil salvavidas

A la Tirana de Palacio se le notaba la depresión a leguas. A raíz del conflicto con los soldados del reino, se había visto obligada a cancelar o aplazar sus terapias de rejuvenecimiento en las onerosas clínicas del extranjero.

Ante el fracaso de sus emisarios para llegar a un arreglo con los sublevados, y la exigencia de éstos de que sólo dialogarían con ella, a la hija del Cacique no le quedó más que suspender temporalmente sus vacaciones a países exóticos, donde recibía costosos tratamientos para ocultar los estragos del paso de los años en su ya decaído y avejentado cuerpo.

Por la depresión de saberse repudiada por casi la totalidad de los nativos del reino, a la mandataria ya no le daban ánimos ni siquiera para maquillarse, de suerte que acudía a las reuniones de su “Mesa para acabar con la paz y la tranquilidad de los habitantes del reino”, con el rostro demacrado, el cabello desaliñado y chancletas del mercado popular, en lugar de sus carísimas sandalias de diseñador francés.

Hasta en su voz se notaba el agotamiento. “¿Ya se cansaron los de la protesta?”, “Ya pidieron audiencia para venir a pedirme perdón?”, cuestionaba en medio del pánico de sus subordinados que observaban cómo es que se agotaba la escasa lucidez que había venido demostrando.

—“Comuníquenme con el Tatich Presidencial, con una orden suya los rebeldes volverán al orden”, ordenó.

Uno de sus asistentes le acercó el teléfono y lo comunicó con el Lagarto Tabasqueño, quien la regañó, le sacó todos sus trapitos y le aclaró que sería la última vez que saldría en su defensa. ‘Y si después de esto no corres a la inútil de tu comandanta foránea, entonces que se las lleve la chingada a ambas’, amenazó.

—Sí jefecito, cuente con eso.

Unas horas después, el Tatich Presidencial leía un mensaje desde su Palacio Supremo. Le reiteraba su confianza a la hija del Sátrapa Negro, y denunciaba “mano negra” en el conflicto con los gendarmes.

La Tirana de Palacio recibió el mensaje presidencial con júbilo. Bailó una guaranducha en el Palacio Real con su incómoda jefa policiaca y se sentó a esperar que los rebeldes inclinaran la cabeza y se reincorporaran sumisamente a sus órdenes.

Pero en el pueblo se generalizó la ira. Anunciaron el rompimiento con el Tatich que se hizo cómplice de la Tirana Loca, reiteraron que no cederán en su lucha, y anunciaron que el voto de castigo será general contra todos los del bando guinda, en los comicios venideros.

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