Corrupta y corruptito

¿De dónde obtuvo ingresos el vicefiscal Arturito, el hijo de la inepta Marcela Muñoz, para adquirir y ostentar una unidad Razer, cuyo costo, según las agencias distribuidoras, es de alrededor de 755 mil pesos?

En septiembre de 2023, la senecta gobernadora Layda Sansores San Román y su amada Marcela, entregaron patrullas, motocicletas, cámaras de video vigilancia y equipos a la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana, entre ellos 10 vehículos Razer, con valor total de poco más de 100 millones de pesos.

Llamaron mucho la atención los vehículos Razer, porque se creyó que formarían parte de alguna nueva agrupación de vigilancia turística o urbana, pero nunca se les ha visto realizando patrullajes, sólo salen a la calle para desfiles conmemorativos o para ser presumidos. Han sido, en los hechos, totalmente infuncionales.

Pero dos años después de esa entrega, al que ya vimos ostentando uno de esos vehículos es al hijo de Marcela Muñoz, al vicefiscal general Arturito Bravo Muñoz, recientemente involucrado en el escándalo de la zona arqueológica de Calakmul, a donde ingresó junto con su pareja y dos amigos, en horarios no permitidos y sin los permisos correspondientes.

El vicefiscal Arturito movilizó su vistosa Razer —con valor estimado en 755 mil pesos, según las diferentes agencias distribuidoras— en vehículos oficiales de la policía que dirige su mamá. Con elementos policiacos que deberían estar asignados para vigilancia ciudadana, y en horarios en que se supone debe estar cumpliendo con sus labores en la Fiscalía General. ¿A cuenta de qué esos privilegios?

No sabemos si la Razer que ostentosamente presumió el junior de Marcela es de su propiedad, o es parte del diezmo que le dieron a su mamá por la multimillonaria adquisición de patrullas, motocicletas y otros equipos, pero como fuera que sea, ese vehículo comprueba la corrupción de la madre y del hijo.

¿Percibe Arturito un sueldo tan elevado que le permite el lujo de comprarse un vehículo como la Razer, que de manera prepotente presumió públicamente? Sus ingresos ¿le permiten derrochar 755 mil pesos para esos gustitos?  Si la unidad es de su mamá, ¿a poco fue parte del moche recibido por la compra de más de 100 millones de pesos a la empresa distribuidora?

Son muchas las interrogantes que sabemos que nunca responderá la senecta secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana. Para eso tiene a su amada gobernadora, para que meta las manos por ella, para que la defienda de todos los “ataques” (que en realidad es la simple exposición de esos actos corruptos), y para que despotrique contra los medios y/o periodistas que les exhiben sus triquiñuelas.

Pero si es imposible tapar el sol con un dedo, esa imposibilidad se multiplica al mil por ciento cuando lo que se trata de ocultar es la corrupción de una familia que nunca había tenido dinero y que ahora que lo tiene (de ilegal procedencia, pero lo tienen), no saben cómo ocultarlo o disimularlo. Bien dice el refrán que la pendejez, el embarazo y el dinero mal habido no pueden ocultarse…