ACLARACIÓN OPACA. Layda Sansores solicitó derecho de réplica respecto al reportaje de Televisa publicado en TRIBUNA, en el que aparecen su secretario de Educación, Raúl Pozos Lanz, y el jefe de su Oficina, Armando Toledo Jamit, embolsándose millones de pesos en las oficinas de Palacio de Gobierno. Y como es su costumbre, no aclaró nada.
La mandataria alegó que el video del reportaje está editado y “parte de premisas inexactas y falsas”, como son la fecha de los hechos, el carácter de los operadores políticos y el destino de los recursos, pero no aporta pruebas, además de que se contradice en su réplica. ¿Cómo creerle a quien acostumbra mentir y por lo mismo carece de calidad moral?
Primero dice que Toledo tenía gafete de cuando presidió la Secretaría de Desarrollo Rural de 2015 a 2018 y gobernaba Alejandro Moreno, pero luego alude que no tenía cubrebocas, por lo que fue antes de agosto de 2020, que se hizo obligatorio su uso por la pandemia y gobernaba Carlos Miguel Aysa. ¿Entonces cuándo fue? ¿Aclaró algo? ¿Cómo exige pruebas quien no aporta ninguna? ¿Qué hizo con el dinero? Peor aún, su Fiscalía se niega a investigar. ¿Así o más opaca?
RÉPLICA GRIS Y ENGAÑOSA. De su secretario de Educación, que en el video tenía una maletita a la medida, en la que exactamente cabe el millón de pesos que se lleva tan feliz que hasta sonríe a la cámara que lo graba, la gobernadora sólo justifica —sin aportar prueba alguna— que Raúl Pozos Lanz en entrevista aclaró —también sin aportar pruebas— que el video fue en 2017 o 2018, pero tampoco explica qué se hizo con el dinero.
Y añade que, basada en la postura de sus empleados, “se confirma” el error en la temporalidad de los hechos. ¿Cómo se confirma? ¿Qué prueba aportó? ¿Cómo saber que no mienten sus empleados que traicionaron a su partido para servirla a ella? No hay manera de concluir que es falso lo que contiene el reportaje de Televisa, con la opaca explicación de Layda Sansores.
Para tener idea de lo que costó su campaña, a ojo de buen cubero no bajó de 300 millones de pesos. Con seguridad fueron recolectados poco a poco y almacenados en la enorme bóveda de la Casa Blanca. El cochinito —como lo describió su sobrino el Seso Loco— se pudo engordar desde 2018, 2019 o 2020, pero Layda no aporta ninguna prueba que lleve a concluir que ese dinero no se usó en su campaña. Y los videos hablan más que su derecho de réplica, tan gris como su Gobierno.
Desde hace más de ocho meses, en su Martes del Jaguar la arbitraria mandataria exhibe supuestos audios y conversaciones privadas, cuya veracidad ha sido cuestionada siempre. No hay certeza de que no sean editados, lo que sería un delito, y de no serlo, habrían sido resultado de otro delito, que es el ilegal espionaje telefónico que realiza su sobrino Seso Loco con el fiscal Renato Sales Heredia.
Por donde se vea, Layda Sansores ha exhibido una conducta delincuencial de la cual ha abusado por la protección que le ofrece su amigo el Presidente. Incluso se ha pasado las órdenes de jueces federales por su viejísimo arco del triunfo. Por lo mismo le preguntamos, ¿con qué calidad moral acusa que el video del reportaje de Televisa está editado? Es cínica. Le están dando agua de su propio chocolate.
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