Tribuna Campeche

Diario Independiente

La destrucción del INE y el TEPJF: En campaña electoral

Martín Vivanco

No es menor lo que estamos presenciando en la esfera pública. El descaro con el que el oficialismo y la Alianza violan la legislación electoral traerá repercusiones graves. Si hace unos meses se marchó para defender a los árbitros electorales, hoy vemos cómo se incentiva su destrucción.
Lo que estamos presenciando es la destrucción de las instituciones electorales —del INE y el TEPJF— al desacatar con toda desfachatez los tiempos electorales y los actos permitidos dentro y fuera de tiempo. Hoy, cinco meses antes del inicio oficial, vemos verdaderas campañas políticas por parte de dos bloques políticos (Morena y PRI-PAN-PRD). Por mucho que quieran justificar lo que hacen, no hay nadie que honestamente pueda decir que están dentro de los márgenes de la ley. No lo están y ellos lo saben. Recorren el país, celebran mítines, hablan públicamente de candidatos y candidatas, buscan sumar voluntades para un proyecto electoral.
Al negar las reglas, al hacer caso omiso de las mismas, se niega a las instituciones mismas y así entramos en un estado de anomia: donde no hay parámetros normativos de nada, donde todo se vale.
Si tenemos reglas electorales es porque hay un consenso de que no todos los medios para acceder al poder son válidos, que consideramos que los fines no justifican todos los medios, que debemos garantizar ciertas condiciones de justicia mínimas para que el resultado pueda calificar como democrático.
Vuelvo al argumento: desacatar las reglas es destruir a la institución encargada de su aplicación. Están destruyendo a los árbitros electorales incluso antes de que empiece el periodo electoral, colocándolos en una situación imposible: o se vuelven cómplices de su destrucción o acatan la ley y niegan los registros de los candidatos de dos bloques políticos.
Por último, no olvidemos que las instituciones sirven también para modular la subjetividad. Supongamos que alguien pierde por muy pocos votos en un año, ¿cómo podremos encauzar esa derrota —ese sentimiento espontáneo de frustración— de forma pacífica si justo se está dinamitando a las instituciones encargadas de legitimar el resultado? Si tomó Paseo de la Reforma en 2006, imagínense lo que podría pasar en 2024. Están jugando con fuego.
Twitter: @MartinVivanco

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