Tribuna Campeche

Diario Independiente

Siempre hay otros | Sin miedo a la derrota

Mariano Espinosa Rafful

Inicia un año nuevo en lunes, inhábil para la inmensa mayoría de los mortales que habitan este país. El recalentado es una buena ocasión para volver a mirar hacia el día anterior de un año que se diluyó lentamente. El pensamiento fluye, las ideas alborotan la conciencia, y los objetivos inmediatos revolotean alrededor de un buen postre.
Me permito ir a un encuentro con Benedetti —sin Benedetti porque partió hace algunos ayeres—, con un libro emblemático que marca un antes y un después, y hasta enmarca una parte importante de mi presente, ya entrado en el invierno de mi existencia, aunque con pocos años en esta gloriosa tempestad de sentirme a plenitud.
La novela narra la vida de un hombre viudo de casi 50 años, que a punto de jubilarse se enamora de una joven compañera de oficina, de apenas 24 años, cuya súbita muerte lo devuelve a la soledad que vivía tras la muerte de su esposa.
Me quedo con la ilusión de la primera vez entre Martín Santomé y Laura Avellaneda, personajes imaginarios, maravillosos diría la otra mitad que acompaña mi exigencia, a distancia, lejos y al mismo tiempo cercana a mis afectos, en estos silencios prolongados que precisan quietud, confianza y futuro.
Este primer día de 2024 estoy por concluir la relectura de “La Tregua”, en una cuarta vez descubro otros pensamientos, palpo sentimientos, mientras me veo retratado en ese personaje que ilumina muchos de mis lados ciegos.
La lectura forma parte del primer día de este año de retos, histórico para México porque tendrá una mujer presidenta, acontecimiento que no debe darnos signos de decaimiento, sino de una nueva esperanza de que esto refleje números positivos en los bolsillos de todos, cosa que no pasó este sexenio de improductivas e incosteables obras faraónicas.
No es fácil escribir y describir el pensamiento, aún me quedan algunos pendientes del año pasado, como la tercera parte de la historia de un vendedor de libros, cuando tuve la oportunidad de dar clases de guión, y por otro lado el reencuentro con quienes llegamos a los 60 años, que no veía desde que terminé la secundaria en el Colegio Madrid, tras casi 45 años, con la excepción de un par de ellos.
El año nuevo me da la oportunidad para reflexionar la vida de manera más madura, mesurada, de más experiencias. Ya habrá espacio para la política y la competencia en la democracia, donde no todo puede ser negro o blanco, los matices sí importan. Mientras tanto andemos sin fatiga, con ilusión de sortear inquietudes con la mira puesta en la victoria, y sin miedo a la derrota.

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