La nefasta gobernadora Layda Sansores aspira a un poder transexsenal, con su bodrio de reforma judicial para elegir en 2027 a los jueces y magistrados estatales…
Será en las elecciones estatales de 2027, cuando los campechanos decidan quién será el nuevo gobernador o gobernadora, el día que se elegirá también a los nuevos jueces y magistrados del Poder Judicial del Estado de Campeche. También votaremos por alcaldes, diputados locales y federales, y en las comunidades rurales por los presidentes de las juntas municipales.
Parecería ser una estrategia para evitar el doble gasto electoral, no sólo de las campañas sino de la instalación de mesas directivas, casillas, mamparas, boletas, actas y toda la parafernalia de esos procesos. Pero no. Parece que es plan con maña.
De entrada, es sospechosa la premura con que la LXIV Legislatura del Congreso del Estado aprobó esa caricatura de reforma judicial unas horas antes de que concluyera su periodo. No hubo ni discusión, ni análisis, ni debate. No se escuchó la voz de los profesionales y especialistas en derecho, ni de nadie que algo comprendiera sobre el tema. Fue la opinión de la nefasta y negligente gobernadora y de su amanerado consejero jurídico. Y nadie más.
Conjuntar la elección de cargos públicos en que participan los partidos políticos, con un proceso para elegir a jueces y magistrados, que se supone que es apartidista, necesariamente nos lleva a pensar que Morena irá como partido lo mismo por la gubernatura, los ayuntamientos y las diputaciones, que por las posiciones de jueces y magistrados.
Es bien sabido que el Gobierno del Estado dispone de un abultado presupuesto para fines electorales, de suerte que no tendrá dificultad para mezclar su uso lo mismo para financiar a los candidatos de Morena, que para escoger a jueces y magistrados a modo. Todo irá en el paquete, pues.
Y eso es un ejemplo más de la deshonestidad del nefasto y corrupto Gobierno de la señora Sansores. Si su partido pierde la gubernatura gracias a su pésimo desempeño como se anticipa, por lo menos podrá tener en el Poder Judicial a sus incondicionales para seguir manejando los hilos de uno de los poderes. Parece que Layda Elena aspira con su reforma a un poder transexenal. Igual que su mesías.
Y es que la complejidad de la elección de jueces y magistrados, como ya han probado expertos en materia electoral a nivel nacional, le facilitará a la inepta mandataria campechana controlar totalmente ese proceso e imponer a los suyos, con lo que de hecho se pulveriza el supuesto objetivo de la reforma, que es tener un Poder Judicial autónomo e independiente.
Aún no sabemos si PRI, PAN o MOCI van a impugnar esa reforma judicial campechana, por todas las implicaciones negativas que lleva, o a lo mejor no se han dado cuenta de sus posibles daños. Algo deberán hacer de cualquier forma.
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