MENTIRAS, MENTIRAS Y MÁS MENTIRAS. Tras cinco años de gobierno, Andrés Manuel López Obrador sigue culpando de su ineficiencia al pasado. Pero sus nulos resultados incrementaron la pobreza, la inseguridad y la insuficiencia médica. Similar panorama al que se vive en Campeche desde que llegó Layda Sansores a gobernar. ¿Habrán ido a la misma escuela?
Quienes escuchamos el Informe nos quedamos patidifusos y turulatos cuando lo escuchamos afirmar que ha reducido la violencia. ¿Pues en qué país vive? Acumulaba al 31 de agosto, más de 164 mil homicidios en los mil 736 días que ha gobernado, o sea, al menos 95 asesinatos diarios. A esa cifra hay que añadir las más de 110 mil desapariciones forzadas, al menos 64 personas desaparecen todos los días, y siguen sin aparecer.
Alarmantes números que confirman el fracaso de la estúpida estrategia de “abrazos, no balazos” de López Obrador. Su excesiva permisividad con el crimen organizado se tradujo en el sexenio más sangriento de la historia. Debería ser enjuiciado por esas muertes y desapariciones, pues es el autor intelectual de la peor estrategia de combate a la delincuencia.
NOS GOBIERNAN LOS MÁS CORRUPTOS. Casi nos atragantamos cuando escuchamos al Rey del Cash señalar que la corrupción de los gobernantes es la principal causa de la pobreza. ¿Lo dijo porque sus hijos otorgan contratos del Gobierno a sus amigos?, ¿por sus hermanos que recolectaban sobres de dinero para su campaña? ¿O por los 250 millones de pesos que entregó a Layda Sansores para remodelar el Centro Histórico y la Catedral, y que no se ve dónde están invertidos?
El combate a la corrupción de López Obrador fue otra falsa promesa de campaña. La Auditoría Superior de la Federación reportó el uso irregular de más de cien mil millones de pesos en su primer año de este Gobierno. Tampoco permitió el Presidente que se investiguen los fraudes multimillonarios en el Insabi y en Segalmex. En síntesis, llegó a gobernar un corrupto, lo que hace imposible el combate a la corrupción.
En el entorno local es igual. No se investigó a Raúl Pozos Lanz y Armando Toledo Jamit por llevarse fajos de dinero del Palacio de Gobierno. Menos aún los desvíos de recursos de Marcela Muñoz Martínez en la SPSC, Ricardo Sánchez Cerino en el IEEA, Karla Gelisle Sánchez Sosa en Seduopi, Eutimio José Sosa Espina en Cultura, Teresa Xóchitl Pitzahuatl Mejía Ortiz en Sebien y Luis Humberto López López en Indajucam. ¿Quién los encubre y protege? Layda Sansores. ¿Por qué? Porque es igual de corrupta.
SALUD, EL MAYOR FRACASO DE AMLO. Aún recordamos a López Obrador en su toma de protesta prometer que brindaría servicios médicos como los de Dinamarca. Fracasó, no cumplió, y no pudo. Peor aún, en su senil terquedad por cambiar lo que desconocía, canceló el Seguro Popular y le rompió la madre a millones de mexicanos y a las otras instituciones de salud.
La creación, desfalco, quiebra y desaparición del Insabi —para el cual no existió proyecto alguno—, creado al vapor para llevarnos a niveles escandinavos, llevó al fracaso en salud. De acuerdo al Coneval, más de 30 millones de mexicanos dejaron de tener acceso a servicios de salud en el sexenio de López Obrador.
Tiene al borde de la quiebra al IMSS y al Issste, pero con cinismo dijo en su informe: “Vamos a garantizar el derecho a la salud… no puede ser la salud un privilegio, es un derecho de todos… es un derecho humano que vamos a cumplir”. ¿Cuándo? Si no lo hizo ya en 57 meses de gobierno, menos cumplirá en los 13 restantes con “garantizar acceso a servicios médicos y medicamentos gratuitos”. Que deje de mentir.
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