Tribuna Campeche

Diario Independiente

A fuego lento | El caballo de fuego

Enrique Pastor Cruz Carranza

“La vanidad es el pecado predilecto del diablo”

Al Pacino.

No podía ser mejor terapia para el Ejecutivo Federal en este inicio de semana que tener en su mañanera a la gobernadora de Campeche, la psicóloga, profesora, experta en ciencias ocultas y rapiñas sin freno Layda Sansores, para elevar su egocentrismo patológico y darle a México y al mundo, una pequeña dosis del vodevil que ha sido el chorro demencial de la 4T asolado por el irreversible síndrome de Procusto.
“Amor con amor se paga” y haber entregado la entidad petrolera donde se realiza el huachicol sin freno y salen fortunas faraónicas para financiarse campañas políticas presidenciales, no puede ser mejor plataforma para el democrático dedazo a la presunta corcholata oficial con bastón sin mando, para recibir en el frío amanecer otoñal, todas las alabanzas inimaginables que hasta entuertos de envidia le generan al bufón predilecto de Jesús Ramírez —el inigualable Lord Molécula—, y seguir mandando sutiles mensajes de quien seguirá mandando después del 2024.
Lo importante era cargar energías renovables para seguir culpando a sus malosos adversarios neoliberales, la prensa que difunde lo que ve, y darle su singular felación a la vanidad sin fronteras o pudores.
Campeche es tierra sin ley y se ha insertado en la tragedia nacional, muy lejos a lo que decía con sorna el político de las mil facetas Porfirio Muñoz Ledo que aquí no pasaba nada, y ni siquiera había olas en nuestra bahía de aguas negras en oxidación.
Todos los días hay ejecuciones al estilo Chicago.
Se asalta en carreteras sin el mínimo empacho, y las rapiñas a transportistas es deporte con preocupante indiferencia de los tres niveles de Gobierno.
Las batallas entre piratas de la CDMX traídos de la Alcaldía Álvaro Obregón son de cruzadas para destruir la gobernabilidad mínima, y el pleito contra los piratas jarochos del Carón ha demostrado la plaza que se disputará a sangre y fuego, no precisamente del caballo sublime seductor incorregible, sino de los jumentos morenos enloquecidos de poder.
Nada que no pueda ser matizado con un sublime poema mañanero aderezado de gesticulaciones cargadas de hipocresía mutua, el rostro satisfecho del potencial tirano en gestación, de los que sólo nacen cada 100 años como Calígula, Nerón, Hitler, Iddi Amin o López de Santana.
¿A quién le importa que el amor inédito del presidente AMLO a Campeche se convierta en drásticos recortes presupuestarios, abandono a las carreteras, destrucción del entorno ecológico, político y social del Carmen, si Gerardito Sánchez Sansores actúa cual Juan de Torquemada satanizando a los “opositores” de los dominios de la tía cacique Layda, pues ellos y nada más ellos decidirán —con sus aliados sometidos en el chantaje— de carpetas abiertas de investigación y espionaje de amores prohibidos, bajas pasiones muy eficientes en la ejecución de extorsión y chantaje a sus peculiares indecencias sociales de chiquero, aplicados desde el asalto al centro de espionaje creado por el finado Jorge Carpizo y Emilio Chuayffet desde Segob, gracias a las coordenadas enviadas por el desdeñado FOB?
La batalla fraternal es feroz , pues se mantiene la teoría que Laydita se va a coordinar o hasta poder suplir a Claudia, y la batalla sería si el sobrino es nombrado gobernador interino o se impone a la hermana Laurita.
Muy fortalecido inicia la semana el también “destello del mediodía” y “Ciclón Otis” de la tragedia nacional con sus otros datos, el logro de convertir a México en un paraíso terrenal, sin narcos, militarización , crímenes y fosas clandestinas, sueño de pubertad turística del orbe, y el lugar donde a la libertad de expresión se le extermina a sangre, veto, acoso, campaña permanente de odio y crimen, mientras con mezquindad se reclama ¡Liberen a Julián Assange!
¡Bien empieza la semana cuando esta mañanera del lunes, AMLO recibió su dosis coktel de psicoterapeutas alabanzas de la mayor adoradora del hijo de Tepetitán!
P.D. México, Acapulco y Campeche deben esperar.

¡Comparte esta nota!