Tribuna Campeche

Diario Independiente

Familias locales preservan la tradición de partir rosca

Por ser día inhábil el día 6, burócratas adelantaron ritual desde el viernes

Mientras en dependencias de los Gobiernos Federal y Estatal, así como del Ayuntamiento de Campeche, adelantaron el corte de rosca, ya que el tradicional Día de Reyes cayó en sábado, día inhábil para los burócratas, en pocos comercios y viviendas realizaron este añejo ritual entre compañeros de trabajo y familia; algunos por lo costoso del pan, y otros porque prefirieron invertir sus recursos en los regalos que los Reyes Magos trajeron ayer a sus hijos.

En recorrido por la ciudad, TRIBUNA constató el nulo movimiento en las oficinas gubernamentales de los tres niveles, pues ayer fue día de descanso obligatorio para sus trabajadores, razón por la que en algunas adelantaron desde el pasado viernes la partida de rosca de Reyes, y degustaron ese manjar con su respectivo café o chocolate.

En comercios, tiendas departamentales e instituciones bancarias que se encuentran en diversas calles del Centro Histórico y avenidas de la ciudad, fue un día normal y pasó inadvertido el corte de rosca como parte de la celebración del 6 de enero, toda vez que algunos empleados comentaron que sus patrones no les llevan el pan, y tampoco tienen dinero para sacar de sus bolsillos.

“Si compro rosca, mis hijos se quedan sin juguetes, y prefiero ver felices a mis niños”, comentó Andrea a TRIBUNA; aunque empleados de algunos comercios indicaron que la partirían por la noche, en compañía de sus familias.

En contraparte, en hogares de la capital campechana sí se reunieron para no dejar morir la tradicional partida de Rosca de Reyes, acompañada de chocolate o café caliente.

Niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad rieron cuando a alguno le salía el “muñequito”, a quien le tocará dar los tamales el próximo 2 de febrero, cuando se celebra el Día de la Candelaria.

No todos los niños de Campeche recibieron a Magos del Oriente

La magia de los Santos Reyes no brilló en cientos de hogares en Campeche por la pobreza que lastima a las familias, y que impidió que los míticos personajes bíblicos dejaran una ofrenda a las bendiciones de los hogares, los niños, cuya sonrisa se apagó por la difícil situación que viven, que incluso los obliga a realizar labores de adultos para ayudar en la manutención familiar.

Para los pequeños de esos humildes hogares no hay la llegada de Santaclós o de los Reyes; la magia de esas tradiciones simplemente no aparece y, por consecuencia, la niñez se ve afectada, pues no es lo ideal que deben vivir.

Estas fechas de celebraciones, de reuniones llenas de regalos y exquisitas comidas, para los que están marginados simplemente son fantasías, pasan en blanco, son de comer lo que se pueda conseguir, tortillas o frijol, para subsistir.

Reprimida, apagada o cohibida queda la sonrisa de cientos de pequeños, aunque en su mente viven el resplandor navideño, las luces de colores, la espectacular cena, los cuantiosos regalos, y con eso son felices, con su unidad familiar ante la adversidad, que compensa la carencia de esa magia de la Navidad y los Reyes Magos.

A diario, por toda la ciudad vemos a numerosos niños realizando diferentes actividades para hacerse de unos cuantos pesos, obsequio de automovilistas; están en los camiones disfrazados de payasitos, contando chistes o cantando para recibir a cambio unas monedas que llevan a sus casas, y sirven para cubrir las necesidades de sus familias.

Ese es el reflejo de una triste realidad, en ocasiones llena de frustración, y es lamentable que los infantes tengan que atravesar por estas situaciones tan desafortunadas.

Es una realidad que esa misma pobreza, esas necesidades, orillen a los Reyes Magos a recurrir quizá a actividades ilícitas para dar lo básico a sus familias, o tal vez, en estas fechas, hacerse del pequeño juguete para dar a sus hijos, y así hacer menos duro lo que les ha tocado vivir.

Esa situación la tratan de revertir, al menos en el Día de Reyes, diversas agrupaciones civiles y religiosas que emprenden campañas para recolectar juguetes, y llevarlos a esos sitios donde su magia difícilmente llega.

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