TEL AVIV (Reuter).- Decenas de miles de israelíes se unieron ayer a las protestas en todo el país contra los controvertidos planes del primer ministro Benjamin Netanyahu de reforzar el control de la Corte Suprema del país.
La reforma, que otorgaría al Gobierno el control sobre el nombramiento de los jueces del tribunal y permitiría al parlamento anular muchas sentencias, fue suspendida después de que los opositores organizaran algunas de las mayores protestas callejeras jamás vistas en Israel, que ya van por su decimoctava semana consecutiva.
El Gobierno acusa a los jueces activistas de usurpar cada vez más el papel del parlamento y afirma que la reforma es necesaria para restablecer el equilibrio entre el poder judicial y los políticos elegidos.
Los críticos afirman que eliminará los controles y equilibrios vitales que sustentan un Estado democrático y otorgará un poder sin control al Ejecutivo.
A cinco meses de asumir, el 74% de los israelíes cree que el Gobierno de coalición de extrema derecha funciona mal, según una encuesta publicada el viernes por la radiotelevisión pública israelí.
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