Fuera de llevarles ocasionalmente despensitas y rifarles uno o dos motores fuera de borda en eventos clientelares, la inepta Sansores no ha planteado propuestas para mejorar al sector pesquero campechano.
Va a ser difícil que la nefasta gobernadora Layda Elena Sansores San Román se deshaga de la impresión que la gente tiene de ella. No sólo por sus frecuentes explosiones de frivolidad y venganza, su carácter caprichoso y explosivo, su actuar veleidoso y su evidente incapacidad parta gobernar, sino por sus recurrentes mentiras para justificar sus fallas y errores.
Lo acontecido durante el paso del huracán Milton en Campeche no tiene manera de ocultarlo y mucho menos de corregirlo. No quiso estar en Campeche para operar las acciones de resguardo y protección de la gente y de las zonas en mayor riesgo, y prefirió continuar con su confortable fin de semana, acompañada por su comadre Marcela Muñoz Martínez.
El martes pasado, la senecta mandataria regresó a toda prisa a Campeche, para tratar de levantar el tiradero, luego de que reabrieron el aeropuerto internacional de la ciudad de Mérida, Yucatán. De inmediato se trasladó a Lerma para simular que atendía las emergencias causadas por el huracán, y el miércoles fue a Isla Arena, que es el punto donde se resintió con más fuerza el embate de Milton.
Pero en todos los casos se trató de reacciones tardías. Llegó cuando el peligro había pasado y una vez más extravió las formas, porque sólo escuchó las quejas recurrentes de los pescadores y de los isleños, sin atreverse a proponer alternativas de solución a sus rezagos ancestrales.
Porque, fuera de llevarles ocasionalmente despensitas y rifarles uno o dos motores fuera de borda en eventos clientelares y electorales, la inepta Sansores San Román no ha planteado alguna propuesta seria para mejorar al sector pesquero campechano, sobre todo a los ribereños, que carecen de acceso a financiamiento bancario y que no tienen capital para consolidar la infraestructura que les permita darle valor agregado al producto que capturan.
A la negligente gobernadora tampoco se le ha ocurrido algún plan para apoyar realmente a este sector, pues degradó la institución que los atiende de una Secretaría a una simple dirección sin presupuesto ni personal suficiente, y ninguno de sus asesores la ha alumbrado sobre la mejor manera de reactivar esa actividad que genera muchas divisas, pero que lamentablemente se van a las manos de los “coyotes”.
Todo es consecuencia de la falta de concentración de la anciana de Palacio para gobernar. Nunca está aquí, y entre sus prioridades no está resolver o empezar a resolver nuestros ancestrales rezagos. A ella le gusta el show, el espectáculo, la fiesta, la grilla politiquera y perseguir a sus enemigos y críticos. Por eso estamos como estamos y cada vez peor.
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