El diputado federal morenista José Luis Flores Pacheco se ha convertido en una piedrita en el zapato para Layda Sansores San Román, para Morena, y para los malos candidatos lanzados por ese partido por órdenes de la gobernadora.
Por instrucciones de Gerardo “Seso Loco” Sánchez Sansores, las páginas digitales al servicio de la gobernadora —sus chayoteros a sueldo, para ser más específicos— arreciaron una campaña denostativa contra el legislador federal morenista, a quien tildan de traidor, y de quien piden sea expulsado de Morena.
Si decir la verdad es traicionar, pues entonces que expulsen también al presidente López Obrador. No porque siempre diga la verdad, pues se ha probado que en sus “mañaneras” cuando mucho el 20 por ciento de lo que dice es verídico, sino porque a él se le ocurrió el lema, slogan o engañapendejos de ese partido con lo de “no mentir, no robar y no traicionar”.
¿Acaso no es un contrasentido pedir la expulsión de un morenista sólo porque se atreve a hablar con la verdad?
Nada de lo que ha dicho hasta ahora José Luis Flores Pacheco es mentira. Y si lo fuera, que los promotores de su expulsión lo demuestren, o de lo contrario, que mejor cierren la boca.
Si cumplir con principios y estatutos de Morena (“no mentir” por ejemplo), es causal de expulsión, entonces de facto están admitiendo que en ese partido no valen para nada sus principios o bien, que está integrado por mentirosos.
A nadie le queda duda que, por ejemplo, la gobernadora Sansores es mentirosa. Vaya, en las encuestas el 80 por ciento de los que opinan en los sondeos, la catalogan de esa forma. Y si miente, entonces viola los principios de Morena, y por tanto debe ser expulsada si nos atenemos a los clamores de los yihadistas guindas, que sólo ven la paja en el ojo ajeno.
Pero la verdad es que los dichos del diputado federal Flores Pacheco son verdades que duelen, hieren, lastiman y causan prurito.
A ellos les lastima en su orgullo, porque son exhibidos públicamente como lo que son —Aníbal Ostoa un advenedizo arrastrado que nunca hizo nada por Campeche como senador, más que cobrar sus altos emolumentos, como certeramente señala Flores Pacheco—, y al pueblo sabio y bueno nos daña porque padecemos la falta de resultados de un senador que ahora regresa a pedir que votemos nuevamente por él.
A la gobernadora le duele que la exhiban públicamente. No sólo Flores Pacheco, sino por cualquier ciudadano, periodista, político, dirigente, empresario, etcétera, que le demuestre su total ineptitud para darle resultados a Campeche. Pero hasta el momento, no le hemos dicho mentiras, y tal vez eso sea lo que más le arde.
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