Debe Estado velar por la integridad de niñas, mujeres y adolescentes
Campeche ocupa el lugar 26 entre las entidades federativas con mayor prevalencia de violencia contra las mujeres de 15 años, y el tipo de violencia que más sufren las niñas y las estudiantes es la sexual, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2021, señaló la diputada local, Liliana Idalí Sosa Huchín, integrante del grupo parlamentario de Morena.
Es deber y obligación del Estado velar por la integridad, el bienestar y el óptimo desarrollo de las niñas, mujeres y adolescentes, por lo que los gobiernos Estatal y Municipales tienen que crear procedimientos y mecanismos para favorecer la erradicación del acoso y hostigamiento sexual en escuelas, instituciones gubernamentales y centros laborales privados o públicos.
Al presentar una iniciativa para reformar la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Campeche, urgió crear procedimientos administrativos claros y precisos en las escuelas y los centros laborales, para sancionar estos ilícitos e inhibir su comisión.
Así como implementar sanciones administrativas para las y los superiores jerárquicos de la persona hostigadora o acosadora, cuando sean omisos en recibir y/o dar curso a una queja.
La violencia y en específico el acoso sexual, no sólo se da en el ámbito laboral, social o político, sino también en todos los ámbitos de la sociedad, siendo más vulnerables las mujeres y niñas, quienes sufren de violencia emocional y sexual más frecuente que los varones.
Que los procedimientos para abordar esta problemática en los ámbitos sociales, se vuelva un punto medular en la agenda para construir una sociedad libre de violencia, y que menoscabe la libertad y los derechos humanos de las adolescentes, niñas y mujeres
Un ejemplo de acoso sexual es el llamado “chantaje sexual”, en donde la persona acosadora ocupa un puesto superior jerárquico o bien que sus decisiones puedan tener efectos sobre las condiciones de trabajo o académicos de la persona acosada, y hay un ofrecimiento o insinuación de recibir algún tipo de recompensa por someterse a ciertos requerimientos sexuales, o, por el contrario, de represalia si no se accede a ello.
El hostigamiento sexual es la conducta que comete quien, con fines de lujuria, asedio a una persona de cualquier sexo que le sea subordinada, valiéndose de la posición derivada de sus relaciones laborales, docentes, domésticas o cualquiera otra que implique jerarquía.
La acción del Estado se vuelve necesaria, dado que la violencia sexual no sólo trastoca la vida privada de las mujeres, más bien, configura un espectro que llega a diferentes aristas, por ejemplo, el de la salud y el bienestar de las niñas, adolescentes y mujeres adultas.
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