Tribuna Campeche

Diario Independiente

En peligro, menores que trabajan

Comercializan pan y frutas

TENABO.— En el Municipio, de cada 10 niños, tres se dedican a vender en las calles, mayormente lo hacen en las tardes donde comercializan pan y algunas frutas de temporada, casi siempre para ayudar a sus papás y por ende contribuir a la economía familiar.
En su mayoría son los varones quienes realizan estas actividades de comercio informal, para obtener unos pesos y ayudarse en los gastos de la escuela, pues estudian por las mañanas.
Este tipo de acciones van en contra de su edad, sin embargo lo hacen con la anuencia de sus padres, para ayudarlos, y otros, con lo que ganan lo utilizan en los gastos de la escuela. Y aunque participan los niños, no es tan grave la situación, señaló Alonso Euán López, comisario ejidal.
La mayoría de los niños que trabajan por las tardes son hijos de productores ejidatarios, y venden pan en las calles apoyados con triciclos. Otros pequeños, al no tener clases por las tardes, van al campo a ayudar a sus padres.

La mayoría de los niños obtienen buenas calificaciones.

Euán López dijo que en realidad quienes lo hacen con más frecuente es la gente que viene de otros lados, que al no tener trabajo los padres, son sus hijos quienes realizar estas actividades para que los ayuden en el gasto de sus familia.
En cambio hay pequeños que la ganancia la utilizan para la escuela, pero hay también quienes ven que sus padres no tienen suficiente, y deciden realizarlo a pesar del peligro.
La edad en la que se inician en el comercio va de los 10 a los 14 años. Hay quienes venden frutas como ciruela y sandía, primero lo hacen acompañados de sus padres, después solos, en realidad si hay trabajo infantil, pero no es mucho y son muy pocos los casos en Tenabo.
“Es importante que las instituciones correspondientes acudan en las escuelas del nivel básico a impartir pláticas, con el fin de que hagan conciencia a los menores y sepan los riesgos a los que se enfrentan, así como también platicar con los papás, aunque muchos de los niños lo hacen para tener su gastada”.
Añadió que se deben buscar estrategias para reducir estas actividades, sobre todo para evitar riesgos a los infantes, porque en realidad trabajar es un peligro, y van en contra de su edad.

José, espíritu emprendedor

ESCÁRCEGA.— Su espíritu emprendedor ha llevado a José, de nueve años de edad, vecino de la colonia Fundadores, a apoyar a su padre al concluir con su jornada escolar.
Se arma de valor para afrontar el sol y el calor con su cesta de plástico para ofrecer fritangas, chicharrones, platanitos y palomitas, en las calles de la ciudad, como una forma de contribuir con el sustento diario de su familia.

Ofrece fritangas, chicharrones, platanitos y palomitas, y contribuye a la economía familiar

Por momentos se sube al triciclo que maneja su papá quien se dedica a la misma actividad, y al llegar a zonas con mayor movimiento de personas, agarra el cesto y se lo coloca en el hombro, sin dejar de promocionar sus productos; siendo uno de los menores que a diario laboran en las calles de la ciudad.
El de José es uno de esos casos que llama la atención, porque luego de cumplir con su responsabilidad en la escuela, o al menos, eso aseguró que si estudia, se incorpora en la ayuda de su padre, para, que ambos obtengan el sustento diario de su familia; que de ser cierto, representa un hecho de reconocimiento.
De acuerdo a las autoridades locales, en la ciudad, no existe un padrón de niños trabajadores, pero se estima que podrían ser unos 30 los que a diario acuden a las calles y áreas comerciales a ofrecer todo tipo de productos, principalmente fritangas; aunque hay casos, que bien podrían vincularse a la explotación infantil, pues el dinero que obtienen se destina a los vicios de sus progenitores.
De acuerdo a la información recabada, el Sistema Municipal Para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), no mantiene un padrón de menores trabajadores, mucho menos desarrolla programas encaminados a dar seguimiento a esos casos.
Tampoco contribuye a otorgar apoyos a los menores que combinan el trabajo con sus estudios, lo que demuestra la insensibilidad de ese organismo en sumarse a la ayuda a quienes lo necesitan.

Me gusta ayudar a mi papá: Miguel

HOPELCHÉN.— En la cabecera son contados los niños que trabajan para ayudar a sus papás, y lo hacen en sus tiempos libres o en periodo de vacaciones, como es el caso de Miguel, quien ayuda a recoger la yerba que su papá reúne, pues se dedica a chapear terrenos.
En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil que se celebró este lunes, Miguel de nueve años, cursante del tercer grado de primaria, señala que no es obligado a trabajar ni ayudar a su papá, lo hace porque le gusta el campo.
Indicó que mientras su padre se dedica al chapeo, él juega con su “tira hule” cazando pajaritos, y cuando su progenitor ha chapeado lo suficiente, reúne la maleza desyerbada.
De lunes a viernes voy a la escuela, y a veces ayudo a mi papá en el chapeo por las tardes, pero lo hago cuando termine la tarea, señala Miguel, quien dice que de grande quiere ser mecánico; es el más grande de dos hijos en su casa, ubicada en la colonia San Román, su hermanito apenas tiene dos años y medio.
Su padre, Carlos Aké May señala que él no estudió, y trabaja en lo que salga, chapeando terrenos o limpiando bodegas de agroquímicos, o hasta haciendo mandados con su triciclo, a diario gana en promedio cuando tiene trabajo de chapeo hasta los 200 pesos.
Aseguró que él no obliga a su hijo Miguel a trabajar con él, pero le gusta andar a donde va siempre y cuando no tenga tarea, al tiempo que añadió que le ha dicho que tiene que estudiar y así lo está haciendo, pues es buen estudiante con calificaciones de ocho.
Jorge de 11 años trabaja de “cerillito” en conocida tienda de autoservicio en el centro de la ciudad de Hopelchén con el consentimiento de su madre, es hijo único y cursa el quinto grado de primaria.

Jorge se ocupa de “cerillito”.

Cuando no tiene tarea trabaja de 5 a 8 de la noche de lunes a viernes, y los sábados y domingos en doble turno, y obtiene promedio de 100 pesos al día por las propinas.
Dijo que es un niño responsable en su escuela con promedio de 7 a 8, y de grande le gustaría ser militar porque admira a los soldados, y actualmente con lo que gana como cerillito está juntando el dinero para comprarse un celular y dijo que lo va lograr.

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