Así sean los tricolores, los azules o los guindas los que tengan el poder, siempre recurrirán a las mismas prácticas corruptas para sacar adelante sus planes, proyectos y reformas…
En el grupo de tertulia vespertina de don Julián, había mucho nerviosismo. Un tsunami de especulaciones se dejaron caer luego de los sucesos en la Cámara de Senadores, donde uno de los representantes de estas tierras, tuvo sin querer, o a lo mejor a propósito, un papel protagónico.
—“Lo que la gente dice es que el senador naranja se vendió. Lo que no nos dicen es qué consiguió a cambio. Tampoco creo que algún día él confiese públicamente qué logró obtener a cambio de su ausencia en la sesión crucial del pasado martes, pero de que nos vamos a enterar, de eso no queda la menor duda”, aseguró don Memín enmedio de su habitual escepticismo.
—“Tampoco hay duda de que no fue el único que negoció. Los otros cuatro votos que dieron validez a la caprichosa reforma judicial del Pejidente también obtuvieron algo a cambio. Tal vez la desaparición de los expedientes judiciales en su contra o de sus familiares, contratos, concesiones, candidaturas a futuro, espacios relevantes en la próxima administración federal, etcétera, algo se tuvieron que llevar”, opinó don Julián.
—“No descarten ustedes la inminente reaparición del “Chino”, el excandidato naranja a la gubernatura, especuló el poeta Casimiro. Todos sus expedientes judiciales han sido amañados por la Tía Rata a fin de quitarle sus derechos políticos, pero con un amparo federal o una resolución de los magistrados federales se le podría revertir todo a la arbitraria gobernadora. Sería su peor dolor de cabeza, pero si eso fue lo pactado a cambio del no-voto del senador naranja, entonces tendrá que apechugar”.
—“Todo esto nos confirma —intervino muy seria doña Chela—, que la política es una porquería. Que así sean los tricolores, los azules o los guindas los que tengan el poder, siempre recurrirán a las mismas prácticas para sacar adelante sus planes, proyectos y reformas. A los políticos les vale caca…huate el bienestar del pueblo, primero van sus intereses, después los de sus socios o sus compañeros de partido. Que al pueblo se lo siga llevando el carajo”.
—“No deben cantar victoria todavía —aventuró el poeta Casimiro— porque si lo que quieren es que magistrados y jueces sean electos por el voto popular, el castigo del pueblo puede ser que el día de esas elecciones nadie vaya a las urnas. Que no se reúna el porcentaje mínimo para validar esos procesos y quienes lleguen carezcan de la legitimidad que sólo otorga el pueblo. Tenemos en nuestras manos la forma de desquitarnos, solo falta organizarnos bien para llevarlo a cabo”, concluyó.
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