El burdo sentimentalismo con que Barreda Pavón intentó chantajear a sus seguidores, a sus votantes, y al resto de los ciudadanos no morenistas, no le dio resultados positivos…
Mal, muy mal le fue al senador mocista campechano Daniel Barreda Pavón, en la carta que le dirigió “al pueblo de México” y en que pretendió justificar su ausencia de la sesión crucial del pasado martes en el Senado de la República, en que se aprobó la polémica y amenazante reforma judicial.
A contraparte de la célebre frase de “la Patria es primero”, atribuida a Vicente Guerrero, al negarse a deponer las armas, frase inscrita con letras de oro en el muro de honor del Senado de la República, el senador Barreda Pavón postuló en su carta que “La familia es primero” para justificar su ausencia de esa sesión clave, y para camuflajear la traición pactada que muchos creemos que negoció a favor de la citada reforma.
Hay que decir que el burdo sentimentalismo con que Barreda Pavón intentó chantajear a sus seguidores, a sus votantes, y al resto de los ciudadanos no morenistas, que esperaban de él una actitud diferente, no le dio resultado positivo.
Si de verdad quisiera componer su imagen, reparar los enormes daños que ha sufrido él en lo personal, y su partido en lo general, debería empezar por contar la verdad, o como le ha sugerido el 90 por ciento de los usuarios que comentaron su publicación, que renuncie al cargo y que permita que llegue al Senado un campechano o campechana valiente que no titubee ni se arredre ante el primer vendaval.
Lo que nos demostró Barreda Pavón con su actitud del pasado martes, es que sus convicciones no son tan fuertes como para defenderlas con su propia vida. O para decirlo más crudo, que no tiene una pizca de héroe.
Y dos, que está en las manos de la nefasta, corrupta y vengativa gobernadora Layda Sansores San Román, que podrá chantajear el sentido de su voto cada vez que se le venga en gana o que a su partido y a su Gobierno le sea necesario.
Así sea que, como fruto de esas negociaciones, Barreda Pavón haya obtenido beneficios políticos, jurídicos o económicos. Porque nadie se traga el cuento de que prefirió ausentarse de la sesión para velar por la salud de sus padres, en lugar de cumplir con sus deberes como senador de la República.
Lo que sea que haya ocurrido, o lo que sea que Barreda Pavón haya negociado, lo sabe la perversa gobernadora, y cada vez que pueda lo va usar en su contra.
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