El caso de Juan Pedrito, a quien seguramente desconocen los que acudan a votar el primer domingo de junio próximo, ilustra sin embargo cómo se van a conformar los nuevos cargos de jueces, magistrados y ministros…
Ya confirmó el delicadito asesor jurídico de la gobernadora, el chilango Juan Pedro Alcudia Vázquez, que estará en la lista de candidatos para elegir autoridades judiciales en junio próximo. Aspira a uno de los puestos para formar parte del Tribunal de Disciplina Judicial, y sin duda alguna que su campaña contará con el financiamiento del presupuesto público estatal de Campeche.
No es vasta su trayectoria como abogado litigante, ni tampoco ha sido brillante. Ha estado ligado siempre a la nefasta gobernadora Layda Elena Sansores San Román, y funge en los hechos como su abogado para casos particulares, como las demandas que ha interpuesto contra activistas políticos como Alejandro Moreno Cárdenas y Eliseo Fernández Montúfar, o contra periodistas y medios de comunicación como TRIBUNA.
Tan no ha sido brillante el delicado Pedrito, que ha fracasado en sus pretensiones de encarcelar a Alito y Elito. Es más, siguen fuertes las versiones de que el exalcalde mocista regresará a Campeche con la frente en alto, luego de que sean desechadas las acusaciones en su contra. El que saldrá con la cola entre las patas será Juan Pedrito, para acumular un fracaso más en su currículum.
No obstante, tiene el sueño de ser magistrado federal, y se inscribió para eso. El Senado no encontró objeciones en su pretensión, y lo aprobó como candidato, por lo que en breve tendrá que renunciar a su cargo en la Consejería Jurídica de la gobernadora, para dedicarse a hacer campaña.
Podría ser irrelevante que un abogado fracasado, torpe y arbitrario, que tiene como mayor mérito haber integrado las carpetas judiciales para despedir a 200 policías campechanos —situación que por cierto, sigue en litigio, por lo que no puede ostentarse como triunfador— aspire a formar parte del “nuevo e inmaculado” Poder Judicial de la 4T.
El caso de Juan Pedrito, a quien seguramente desconocen los que acudan a votar el primer domingo de junio próximo, ilustra sin embargo cómo se van conformar los nuevos cargos de jueces, magistrados y ministros. De dónde provienen, y quién, seguramente, va a financiar sus campañas. En este caso, ya sabemos que el dinero saldrá de las arcas campechanas.
Y si el origen de estos futuros jueces, magistrados y ministros está pervertido, no se puede esperar otra cosa del desempeño futuro en sus respectivos cargos. Van a estar al servicio de quienes los llevaron al poder, de quienes les financiaron sus campañas, pues.
Si esto hubiera ocurrido en tiempos en que López Obrador, Claudia Sheinbaum o Layda Sansores estaban en la oposición, habrían incendiado el país para exigir que se cancelen esos cuestionados comicios. Pero ellos son los que gobiernan ahora, y es raro que puedan ver la viga que tienen en el ojo, pues sólo escudriñan los ojos ajenos. Lamentable.
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