Hay elementos suficientes para sostener que el Gobierno de Layda Sansores San Román, es el de más acoso y hostigamiento contra los trabajadores de los medios de información…
“Ustedes deben convertirse en los guardianes de la verdad y de la libertad”, exhortó la incongruente gobernadora Layda Elena Sansores San Román, al encabezar la ceremonia de entrega de los premios estatales de periodismo en el Instituto Campechano.
“Gracias por su vocación, su honestidad, su valor y su talento. Los abrazo”, externó la perversa mandataria quien, con una mano ofrece el saludo, y con la otra porta el puñal para clavarlo por la espalda al primer descuido.
“Siento un gran respeto por su labor, porque creo que decir ‘periodista’ es siempre caminar en el filo de la palabra, armando hechos, fragmentos sueltos de lo que sucede y dándoles una historia veraz que no es fácil”.
Y no, claro que el ejercicio del periodismo no es fácil. Menos cuando nos enfrentamos todos los días a las arbitrariedades y caprichos, sean de las tonalidades políticas que sean, o del género o gustos sexuales que prefieran los gobernantes. Todos esperan someter al periodista y se valen de todo tipo de estrategias para conseguirlo.
En el caso del Gobierno de Sansores San Román, hay elementos suficientes para sostener que es el de más acoso y hostigamiento contra los trabajadores de los medios de información. Y también ha atentado contra los propios medios, cerrándoles sus fuentes de ingresos legítimos y legales, como son las pautas publicitarias, o bien atosigándolos con auditorías y fiscalizaciones exhaustivas.
Las demandas legales han sido el recurso más socorrido. En uno de sus ‘Martes del Jaguar’, la veleidosa mandataria y su delicadito consejero jurídico, revelaron que hay por lo menos 50 demandas contra periodistas, tanto campechanos como de la Ciudad de México.
Acusaciones por violencia política en razón de género, delitos de odio, daño moral, difamación y calumnias, son los argumentos más socorridos para tratar de someter a los comunicadores más críticos, y sobre todo, para tratar de acallar toda posibilidad de que su Gobierno sea cuestionado.
Nunca ha sido el diálogo, el acuerdo, la tolerancia, jamás el respeto a la crítica. Acusa que todos quieren chantajearla con ‘chayotes’ como en los tiempos del priísmo, y asegura que el suyo no incurre en esas prácticas. Y es tan incongruente que en otras emisiones de ese mismo programa, confiesa que sí da apoyos, “pero se tienen que dar con facturas”. No precisa empero, que lo que otorga son migajas.
En fin. No debe exhortar Layda Elena a los comunicadores a ser “guardianes de la verdad y de la libertad”, si no va a tolerar la crítica y no va a soportar la difusión de los hechos de corrupción de su Gobierno y de ella misma.
Tampoco puede presumir “respeto por esta labor”, al mismo tiempo que alienta demandas contra ellos. Que le mienta a otros. No a quienes tenemos por obligación la difusión de la verdad.
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