No se había visto, en la historia reciente de Campeche, una embestida tan burda, torpe, ciega, inaudita y obvia de algún gobernador(a) del Estado, en contra de la Universidad Autónoma de Campeche (UACAM), y de su rector, en este caso, José Alberto Abud Flores.
La intención de la nefasta, perversa y mentirosa gobernadora Layda Elena Sansores San Román es obvia: tomar los hilos del poder de nuestra máxima Casa de Estudios, imponer a quien ella considere que debe ser el nuevo rector o rectora y convertir a esa institución educativa en un centro de adiestramiento político de Morena.
Sin olvidar, claro está, el botín que manejan las finanzas universitarias, y que según un dislate del extraviado diputado José Antonio Jiménez Gutiérrez, asciende a unos mil 300 millones de pesos al año, más unos 16 millones de pesos por ingresos propios. Recursos que, por cierto, ya sueña manejar el sobrinito Seso Loco.
Resulta torpe e incongruente que el diputadito Antonio Jiménez esté exigiendo fiscalizar los casi cuatro mil millones de pesos que ha manejado Abud Flores desde que asumió el cargo hace tres años, y que no pida cuentas por los 75 mil millones de pesos que han pasado por las manos de su corruptísima jefa, Layda Sansores, desde que rindió protesta como gobernadora, y que no se ven invertidos en ningún lado. El chiste, pues, se cuenta solo.
La negativa de Abud para que el diputadito Toño Jiménez ingrese a las aulas de la UACAM a implementar su programa “El Congreso en tu escuela”, que no es más que una excusa para dar luz verde al aleccionamiento partidista-morenista de los universitarios, detonó esta campaña gubernamental para destronar al rector e imponer a alguien manipulable.
Ya se daba por un hecho la dimisión voluntaria de Abud e incluso se barajearon varios nombres para sucederlo: la maestra de danza autóctona Bertha Pérez Herrera, exsecretaria estatal de Protección Civil, con cero trayectoria académica; la notaria Nelia del Pilar Pérez Curmina, quien imparte una cátedra en la Facultad de Ciencias Políticas, pero hace méritos para la Rectoría como porrista oficial/bailarina en el “Martes del Jaguar”, y el director del Issstecam, Enrique Pino Castilla, cuyo cargo previo fue el de director de Relaciones Públicas de la máxima Casa de Estudios.
No pudo consumar la perversa gobernadora su plan de apoderarse de la Universidad, porque encontró la resistencia de Abud Flores y de su horda de asesores, identificados todos ellos con el grupo del exgobernador Salomón Azar.
Fracasó el diputado Toñito Jiménez en su pretensión de doblegar al rector, por lo que la senecta gobernadora decidió quitarse la máscara y aparecer públicamente en su programa de los martes, financiado con recursos públicos, y donde labora personal que cobra en la nómina de la televisora gubernamental, a despotricar contra Abud Flores y endilgarle todo tipo de adjetivos descalificativos.
Qué triste es el destino de Layda Sansores, que se ha convertido en lo peor de sus pesadillas. Ella, que tanto cuestionó el autoritarismo de José Antonio González Curi, por ordenar la expulsión de Abud Flores del campus universitario, hoy es la peor versión del autoritarismo gubernamental.
Ella, que tanto ha despotricado contra Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, —quien, como se recuerda, fue el encargado de sacar de su cubículo al entonces rector—, se ha transformado en una versión más monstruosa de Alito, pues está usando toda la fuerza del Estado para derrocar a Pepe Abud.
Ya hemos dicho en este espacio que Abud Flores no amerita ningún tipo de defensa. Ha sido de lo peor, efectivamente, que ha pasado por la Rectoría, pero tampoco se puede solapar la arbitraria embestida de la represora gobernadora Sansores, así sea en contra de alguien que fue parte de su equipo, y que ahora se ha convertido en uno de sus peores enemigos. La perversa mandataria sigue sumando oponentes y demostrando lo veleidoso y convenenciero que son sus afectos.
Lo peor del caso, es que no tiene la corrupta Sansores San Román el apoyo de la comunidad universitaria. Nadie ha salido a respaldar sus pretensiones golpistas. Ni maestros, ni alumnos, ni trabajadores administrativos. Los estudiantes ignoraron una invitación hace un mes, del diputado Toñito Jiménez, para dialogar en la explanada del Congreso. Y en lugar de que el legislador morenista admita su fracaso y su nulo poder de convocatoria, salió a pretextar que los universitarios no respondieron a su llamado “porque los amenazaron”. Otro chiste que se cuenta solo.
La embestida del Gobierno de la perversa Sansores contra la Universidad ha encontrado contundente repudio en la comunidad universitaria y en la sociedad campechana. Las publicaciones en redes sociales, los comentarios de los cibernautas en las páginas oficiales de la senecta son de rechazo, condena y exigencia de que deje de hacer el ridículo y de pelear con todos, y que se ponga a trabajar.
Y cuidado. La demente mandataria se ha ganado el amplio repudio de los habitantes de esta capital por encubrir, proteger y solapar a la guanajuatense Marcela Muñoz Martínez, exhibida desviando recursos a través de factureras. Ahora, con esta nueva campañita contra la autonomía universitaria, se ha incrementado el repudio en su contra.
Fobias, odios, rencores y frustraciones de la corrupta Layda Sansores no la están llevando a ningún lado. Por eso la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo no la quiere cerca. Es evidente.
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