DE LENGUA ME COMO UN TACO. Seguimos con la tarea de revisar los discursos opositores de Layda Sansores, para exhibir cómo ha cambiado su opinión a raíz de que pasó a gobernar. El 30 de noviembre de 2016, la entonces senadora subió a la tribuna a inconformarse ante la propuesta reforma de que más de 100 puertos pasaran a ser controlados por la Marina.
“Ya la Marina demostró en 40 años que tuvo las administraciones portuarias, que son ineptos”, que Enrique Peña hacía un favor a las empresas estadunidenses, porque “se comprometió a blindarles (los puertos) de cualquier ataque de narcos o de protestas ciudadanas”. No pasaron 5 años para que Sansores tuviera que tragarse sus palabras.
El 2 de junio de 2021, al conmemorar el Día de la Marina, el presidente López Obrador entregó el control de puertos y aduanas del país a la Marina, porque “es la más preparada para defender la soberanía… y para enfrentar las amenazas del contrabando y de la introducción de droga”. ¿Y qué dijo Layda al respecto? Nada, se quedó calladita. ¿Y la dignidad? ¿Alguna vez la tuvo?
CONDENABA LA MILITARIZACIÓN. En ese mismo discurso Layda Sansores repudió que la custodia de las áreas productivas estratégicas se asignaran al Ejército. Son inolvidables sus palabras: “La militarización del país es consecuencia de tener un presidente débil e inútil… muerto de miedo… vive arrodillado ante los militares, prestos a acatar sus órdenes”.
En agosto de 2022 López Obrador propuso poner la Guardia Nacional en manos del Ejército, o lo que es lo mismo, entregar la seguridad pública a los militares. ¿Será porque es un Presidente débil e inútil? ¿O porque está muerto de miedo? ¿O porque vive arrodillado? Nada dijo Layda de esa militarización que 6 años atrás repudiaba. ¿Por qué? Porque nunca tuvo dignidad, y menos objetividad. ¿Hay alguna duda?
Aquí en Campeche, López Obrador ya entregó al Ejército el control de los puertos, aeropuertos, el Tren Maya con sus estaciones y hoteles, además de que a través de la Guardia Nacional tienen injerencia en seguridad pública y en la Mesa de la Paz de Sansores, que sigue sin protestar. Debe ser porque también es una débil e inútil, porque arrodillada sigue estando.
CORRUPTOS TOMAN EL PODER. El lapidario discurso concluye con frases que hoy se tergiversan con el actuar del presidente López Obrador: “A ellos (el Ejército) no se les pide que rindan cuentas… militarizar el país es empedrar los caminos a la dictadura… estamos creando un gran monstruo, su hambre de poder no va a saciarse nunca”.
El Presidente sabía que el Ejército no está obligado a rendir cuentas. Por eso les asignó la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles y de Tulum, el Tren Maya y sus estaciones y los bancos del Bienestar, además de que en noviembre de 2021 acordó y en mayo de 2023 decretó que sus obras son asuntos de seguridad nacional, con lo cual no serán revisadas y tendrán que ser concluidas.
Por eso los costos se han más que triplicado, y el dispendio de dinero no cesa. Y aquí no se equivocó Layda. Se ha empedrado el camino a la dictadura, sólo que ese gran monstruo hambriento de poder al que se refiere, es el mismo al que rinde culto cada martes en su show folclórico-musical-circense. La única diferencia es que antes lo denunciaba, y hoy ella es cómplice de esas arbitrariedades. Sí, los verdaderos corruptos regresaron al poder, y cada vez quieren más.
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