Tribuna Campeche

Diario Independiente

EXPEDIENTE | OTRO CIRCO POLÍTICO PARA JAMILE

El nulo crecimiento político de la precandidata de Morena a la Alcaldía de Campeche, Jamile Moguel Coyoc, ha llevado a tomar decisiones precipitadas y erróneas a la gobernadora Layda Elena Sansores San Román y a sus principales operadores, como el reciente acto de represión contra un grupo de jóvenes que satirizó a algunos personajes de la 4T campechana.

Desesperados porque no tienen un “Plan B” que los pueda ayudar a arrebatarle a Movimiento Ciudadano la Alcaldía campechana, los morenistas siguen lucrando políticamente con el supuesto atentado en contra de su precandidata, e insisten en culpar a prominentes figuras de MOCI, como su excandidato a la gubernatura Eliseo Fernández Montufar y la alcaldesa Biby Karen Rabelo de la Torre.

Desde Layda Sansores hasta el más piojo de sus porristas, pasando incluso por Jamile y su sobrino drogadicto Seso Loco, han repetido hasta el cansancio que detrás de la agresión a balazos contra la exlideresa estatal de MOCI, está Eliseo, pero ninguno aporta pruebas de sus aseveraciones.

No hay que olvidar que el presunto sicario que la intentó asesinar está detenido y preso en el Cereso de San Francisco Kobén, y a pesar de las presiones a que lo someten todos los días, hasta hoy no se ha aventurado a incriminar directamente a Fernández Montúfar, de suerte que la primera conclusión certera de este caso, es que no hay pruebas en su contra y por tanto es inocente de las acusaciones.

Con eso se demuestra también que son los morenistas, encabezados por la gobernadora, los que siguen lucrando políticamente con la agresión a balazos, quizá con la finalidad de que los campechanos olvidemos el hecho, ese sí, comprobable, de que quienes aparecieron en fotografías con integrantes de la delincuencia organizada fueron Jamile Moguel Coyoc y el dirigente estatal de Morena, el chilango Erick Reyes León.

¿Por qué la Fiscalía de Renato Sales no ha dirigido alguna línea de investigación en el sentido de un ajuste de cuentas contra Jamile por haber exhibido públicamente a los gatilleros, con quienes se fotografió? Las razones son tan obvias, que sobra repetirlas.

Lo cierto es que fue el chiapaneco senador Aníbal Ostoa Ortega quien, en su desempeño como secretario de Gobierno, ‘descubrió’ que el atentado contra Jamile la podría catapultar políticamente rumbo a la Alcaldía. Así lo declaró y seguramente que aún sostiene lo mismo. Por eso no les conviene vincularla con los delincuentes, porque se les caería el teatrito.

Lo ocurrido el pasado Sábado de Bando se inscribe en el mismo tenor. Una parodia política de un grupo de campechanos contra la ‘verdad’ que defiende a capa y espada el oficialismo sansorista —presentar a Jamile como heroína y no como villana—, y el inconmensurable respaldo de los ciudadanos a esa comparsa, les cayó como patada al hígado y como tal reaccionaron, ordenando la inmediata aprehensión con lujo de violencia de los disfrazados, para sentar un precedente de que en Campeche no se respeta la libertad de expresión.

Ante el apabullante repudio ciudadano a esas detenciones arbitrarias e ilógicas, el pasado lunes los morenistas montaron otro escenario para revictimizar a Jamile y presentarla como la gran mártir, la ‘heroína del amor’ a quien “quieren parar” en su búsqueda por la Alcaldía. Ridiculeces y torpezas que no hacen más que incrementar el repudio a quien se promueve como un reflejo de la impresentable Layda Sansores.

Mártires y víctimas de la intolerancia y la ilegalidad de la gobernadora son los jóvenes disfrazados, que han ayudado a la sociedad campechana a abrir los ojos, para reafirmar su convicción de que no deben votar por ningún candidato de ese partido represor, y a quienes hasta entonces formaban parte de los indecisos, para que se pongan del lado correcto de la historia y se sumen a la sociedad indignada que está dispuesta a enmendar el rumbo.

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