Suceda lo que suceda, ya nadie podrá quitarle el sello de traidor al senador Barreda y lo llevará en su frente para siempre. Así se concreten las proposiciones que dicen que le hicieron…
Dos minutos con 25 segundos duró la “conferencia de prensa” que el senador mocista campechano Daniel Barreda Pavón ofreció a los medios de comunicación de la capital del país, para justificar su ausencia de aquella sesión crucial del fatídico 11 de septiembre, en que el Senado de la República aprobó la reforma judicial.
Ninguna de sus palabras sonó convincente. No pudo hacer creíble su versión para que la opinión pública descartara que detrás de su ausencia, existe como razón justificatoria la traición.
Y suceda lo que suceda, ya nadie podrá quitarle el sello de traidor y lo llevará en su frente para siempre. Así se concreten las proposiciones que dicen que le hicieron, así su papá, el doctor Francisco Barreda, libre en definitiva las pesquisas en su contra por peculado multimillonario, así Eliseo Fernández sea absuelto, y pueda competir por la gubernatura en 2027.
Y si Daniel Barreda vagará para siempre con ese estigma en su currículum, su partido, Movimiento Ciudadano, aún va enfrentar las consecuencias de haber resultado igual, o peor, que aquellos partidos a los que tanto criticó: pragmáticos hasta el extremo, por llamar de una forma elegante a la costumbre añeja del líder de ese partido, Dante Delgado Rannauro, de pactar en lo oscurito.
En Campeche, donde Movimiento Ciudadano es la segunda fuerza partidista, y estaba en vías de consolidarse y crecer aún más, va resentir un duro frenón a raíz de la conducta injustificable, del senador Barreda. Que nadie olvide que el pueblo no perdona a los traidores. Por eso se ha intensificado la campaña morenista de acusar como tal al joven senador mocista campechano. Se quieren quitar ellos el golpe, y trasladarlo a los naranjas.
Vistas así las cosas, puede pensarse que esa jugada política que le atribuyen al senador Adán Augusto López Hernández —lograr la ausencia de un senador de Moci para asegurar que la reforma iba a ser aprobada— terminará debilitando mucho al partido del senador Barreda.
Por “pragmáticos”, los naranjas olvidaron que los de Morena son malos y llorones. Juegan chueco, vienen de otros partidos, principalmente del PRI y por tanto son traidores y farsantes. Un claro ejemplo, es la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, que se dice ajena a todo el entramado que se construyó alrededor de la decisión de Barreda de no acudir a aquella sesión fatídica, pero quien presume que gracias a ello, avanzó el “Plan C”.
Sí. Perdió el país con la reforma judicial. Pero también perderán los naranjas, por no haber mantenido su compromiso de no apoyar de alguna forma, la aprobación de ese decreto del que tarde o temprano todos nos vamos a lamentar.
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