La terquedad de la anciana y mentirosa gobernadora Layda Elena Sansores San Román para negar el grave incremento de la incidencia delictiva en Campeche, tiene un fuerte tufo a complicidades y a encubrimientos.
No sólo se busca esconder o minimizar la ineptitud, negligencia e incompetencia de la secretaria de Protección y Seguridad Ciudadana, Marcela Muñoz Martínez, sino que parece que esa recurrente narrativa gubernamental busca crear una cortina de humo sobre la actuación en plena luz del día, de los grupos delictivos con los cuales ambas comadritas parecen tener convenios.
Para no ir muy lejos, remitámonos a la denuncia valiente y seria de la diputada por Movimiento Ciudadano, Mónica Fernández Montúfar, respecto a que “durante la Administración de Layda Sansores San Román se han registrado alrededor de 70 asesinatos en Campeche sin que se hayan esclarecido las causas o los responsables”.
Pero la corruptísima mandataria ha llegado a tal extremo, de que para evitar cualquier estallido de psicosis, repite incesante que durante septiembre y octubre no hubo “ningún asesinato por parte de la delincuencia organizada”, pese a que los datos objetivos demuestran y confirman que miente.
En este espacio hemos documentado ampliamente los datos que puntualmente “sube” a su plataforma el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública que revelan que en septiembre hubo nueve ejecuciones tipo sicarial y que en octubre sumaron ocho. Es decir, son 17 en esos dos meses, y más de medio centenar en lo que va del año.
Lo peor es la aseveración de la diputada mocista Mónica Fernández, en el sentido de que al menos 70 de los crímenes cometidos en los tres años de la nefasta Sansores San Román no han sido esclarecidos, y ni pensar en que sean detenidos sus autores intelectuales y materiales.
Lo dicho por la diputada Fernández Montúfar es una acusación que pesa, porque en al menos tres de esos homicidios se pretende involucrar —sin pruebas— a su hermano Eliseo, a quien el retrasado mental de Gerardo Sánchez Sansores, alias “Seso Loco”, calificó incluso como “asesino serial”. Todo, con tal de hundirlo y desaparecerlo políticamente.
Y habrá que detenernos en estos tres casos en que se intenta involucrar a Eliseo, más el presunto atentado contra la amiga de los delincuentes armados detenidos en un retén militar de Hopelchén, Jamile Moguel Coyoc, porque los participantes en esos hechos ya fueron detenidos, están encarcelados, y hasta el momento no se conocen sus declaraciones.
En el caso del homicidio contra el contador Sergio Novelo Rosado, el autor material tuvo que ser trasladado a una cárcel “de máxima seguridad” del Estado de Michoacán, no porque sea un peligroso delincuente, sino para evitar que sus declaraciones reales lleguen a los medios y entonces se les caiga todo el teatrito que armaron, tanto a la perversa Layda Sansores, como a su maniático y drogadicto sobrino Seso Loco.
También está detenido el supuesto autor de los “disparos” contra Jamile Moguel, que se presume es un chivo expiatorio, por lo que nunca fue presentado ante los medios de información y ni pensar en que se le permita dar entrevistas para entrar al fondo de los hechos. La Fiscalía carece de pruebas que vinculen a Eliseo con el atentado.
Por eso insistimos que no se debe olvidar que la excandidata morenista a la Alcaldía de Campeche tiene un pasado que la vincula con integrantes de un grupo delincuencial que opera en la zona central del Municipio de Campeche, y que nunca fue llamada por la Fiscalía para aclarar sus nexos turbios.
Y es que este mismo hecho nos permite corroborar que el nefasto Gobierno de Sansores San Román ha politizado también la impartición de la justicia, tratando de achacarle los crímenes a sus adversarios políticos, o acusando que son los “medios chayoteros” los que magnifican la inseguridad, para dañarla políticamente.
Es realidad que Campeche vive uno de sus momentos más graves de inseguridad pública, con homicidios y ejecuciones a la orden del día, y con un descontrol total en materia de prevención del delito. Todos los días hay balaceras en las colonias populares, de las principales cabeceras municipales y en las comunidades rurales ubicadas en las zonas conocidas como “focos rojos”.
Y mientras las balas y cadáveres se acumulan, seguiremos escuchando todos los martes que regresa de la CDMX —se ausenta de sábado a martes y sólo trabaja de miércoles a viernes— a la inepta gobernadora y a su inútil secretaria de Seguridad decir que las cosas están bien, que no pasa nada, y que son “inventos” de los chayoteros.
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