No hay inteligencia artificial que supla las responsabilidades del ser humano, nuestra consciencia social o se haga cargo de nuestros deberes cívicos. De nada sirve tener una ciudad inteligente si lo que tenemos son gobiernos ineptos…
Presume la Tía Rata que la capital del Reino de la Culebra y la Garrapata será inscrita próximamente como la “primera ciudad inteligente en América Latina” y que ella es “una gran visionaria” que apuesta a la modernización de los servicios de semaforización y de transporte, pero la realidad nos demuestra que seguimos siendo de los menos eficientes en cuanto a la movilización ciudadana, lamentó el poeta Casimiro.
—“Alguien tiene que decirle a esa viejita que la inteligencia artificial no le va quitar lo brutos a quienes ya nacieron con deficiencias o discapacidades mentales, respondió molesto don Memín. Qué bueno que van a traer camiones modernos para el transporte público de pasajeros, qué bueno que van a poner en funcionamiento su tren ligero que ni será ligero ni es un tren, bravo por sus semáforos automatizados que supuestamente van a evitar congestionamientos viales, pero yo, como Santo Tomás, hasta no ver no creer”.
—-“Le salió lo presuntuosa a la senecta de Palacio, opinó a su vez doña Chela. Eso de “Ciudad Inteligente” es mucho decir, porque no toda la capital va estar bajo esa condición. Sólo tendrán esa categoría las áreas donde van a circular los camiones de Co’ox, que van a ser regulados por los semáforos automatizados o el trenecito que será automático. Pero las colonias de los cerros y de los suburbios, allá donde no llega la modernidad ¿también van a digitalizarse, van a ser incluidos como parte de la ciudad inteligente? ¡Que se lo crea su abuela de la anciana!”.
—“Cuando hablan de ciudad inteligente, intervino otra vez don Memín, yo me imagino que abarca todos los aspectos, no solamente la movilidad o el transporte, porque si todo fuera a ser inteligente, ¿a poco cada vez que salga un bache, la inteligencia artificial lo va a reportar y va salir un robotito a taparlo? ¿Cuando se amontone la basura se activará un código de barras para que esos desechos sean absorbidos por un hoyo negro? ¡Que no manchen, hacen que uno se ilusione con que ya llegó la tecnología a nuestro rancho!”, lamentó.
Don Julián no pudo evitar carcajearse ante las ocurrencias del obeso aseador de calzado. “No hay una ciudad del mundo, ni siquiera en Japón, que nos lleva la delantera por varios siglos, que tenga esa tecnología, pero aún más, no hay inteligencia artificial que supla las responsabilidades del ser humano, que sustituya nuestra consciencia social o que se haga cargo de nuestros deberes cívicos. De nada sirve tener una ciudad inteligente si lo que tenemos son gobiernos ineptos, tontos y con enanez mental que lo que quiere es que otros hagan su trabajo”.
—“Lo cierto, concluyó el poeta Casimiro, es que es un exceso calificar a una ciudad como inteligente sólo porque recurre a semáforos y transporte inteligentes en un reducido sector de la zona urbana. Por eso Campeche no es una ciudad patrimonio cultural de la humanidad, sino sólo su Centro Histórico. Pero bueno, ¡allá la tía loca y sus delirios de grandeza!”, rubricó.
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