No se podía esperar una postura diferente del presidente Andrés Manuel López Obrador, ante la crisis institucional y la ingobernabilidad que prevalece en Campeche desde hace ya dos semanas.
Acusar “mano negra” detrás de las movilizaciones ciudadanas, culpar a los partidos opositores de la violación a los derechos humanos de los policías y de la ineptitud de Marcela, y reiterarle “toda su confianza” a la gobernadora Sansores ante el generalizado repudio ciudadano, sólo confirma que el señor López Obrador está desinformado.
Así ha estado respecto de los grandes problemas que han aquejado a su Administración, en estos ya casi seis años de su llegada al poder. Ha sido preferible culpar a sus adversarios de todo lo malo que ocurre, en lugar de asumir responsablemente sus culpas, y corregir todo lo que haya que enmendarse.
Pero no. Estamos ya al final de un Gobierno sectario y miope. Mediocre o fatal, dependiendo de la perspectiva del análisis, pero que no ha hecho de la objetividad la base para la toma de decisiones. Siempre con criterios partidistas, o revanchistas o electoreros.
En el caso de Campeche es claro que el señor López Obrador no está bien informado de lo que ocurre. Aquí los partidos no ordenaron el operativo fallido en Kobén, ni enviaron a los policías sin equipos de protección, a repeler a una horda de reos armados hasta los dientes, y con instrucciones de matar a quienes se les pusieran en frente.
No fueron los partidos los que lesionaron a más de 20 “mujeres valientes”, ni han sido los políticos opositores los que no han rendido cuentas del ejercicio opaco, fraudulento corrupto de más de nueve mil millones de pesos en dos años y medio, en el rubro de seguridad pública.
Es más, en Campeche tampoco hay “mano negra”. En todo caso, hay manos blancas de Marcela Muñoz, que han saqueado las arcas públicas en su provecho personal. Hay manos siniestras designando en las áreas de seguridad a parientes, amantes o incondicionales de la titular de la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana, los cuales se amafiaron con la delincuencia organizada y propiciaron un repunte escandaloso de la incidencia delictiva.
En Campeche el único partido que ha querido politizar el conflicto policiaco es Morena y la gobernadora Layda Sansores, y de eso el 100 por ciento de los campechanos está consciente. Y por eso se tiene bien claro por quién no votar el próximo 2 de junio, por ese partido que le dio la espalda al pueblo campechano y que lo ha defraudado totalmente.
Si le faltaba la última palada de tierra al sepelio de Morena en Campeche, se lo dio el propio Presidente en su “mañanera” del pasado miércoles. Al tiempo.
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