Tribuna Campeche

Diario Independiente

Suena bien la falsa pero rata | La transformación de Claudia

Fernando Vázquez Rigada

La narrativa de campaña de Claudia Sheinbaum intenta vender la idea de que su radicalismo —rayano en el fanatismo—, su respaldo incondicional al Presidente y su temperamento volátil fueron meras tácticas para ganar la nominación del oficialismo.
Sus apologistas apuestan a que, de la noche a la mañana, estará convertida en una “estadista”: demócrata, plural, tolerante.
Suena bien la perorata, pero tiene un problema: es falsa.
El zorro cambia de pelo, nunca de mañas.
Lo que está intentando hacer es aparentar ser lo que un grueso electorado desea: una presidenta que termine la polarización, minimice el conflicto y enfríe la política.
Es lo que hizo el Presidente —¿recuerdan la República del Amor? ¿La ven en algún lado?— para ganar votos. Todavía la noche de su triunfo, el Presidente que se va mostró su dualidad: un discurso de altura en un hotel y uno de populista en el Zócalo.
Pero a la corcholata morenista Sheinbaum la desmienten no sus palabras, sino su historia.
Fue designada candidata por radical, no por moderada. Así lo declaró el Gran Destapador.
Fue ella la principal promotora entre gobernadores para matar al Instituto Nacional Electoral (INE) y luego para destazarlo. Ahí están sus desplegados.
Emprendió una persecución feroz contra alcaldes de oposición una vez que fue derrotada en las urnas. El tema llegó al grado de que un granadero —que según ya no existen, pero gozan de cabal salud— lastimó a Lía Limón, alcaldesa electa de Álvaro Obregón, para impedirle el acceso al Congreso.
Su gestión fue polarizante. Sombra de su caudillo, perdió la mitad de la ciudad por su fanatismo. Es decir: perdió el plebiscito sobre su gestión.
Su legado como gobernante será el derrumbe de la línea 12, del que no hubo culpables de nivel.
Tras su designación, en los hechos ha ido excluyendo realmente a sus contrincantes, aunque, formalmente, los haya incluido. Monreal no está, Adán Augusto se evaporó, Ebrard impugna el dedazo.
Pero su talante autoritario está en los hechos actuales.
Sheinbaum respalda con entusiasmo la destrucción del Poder judicial. Ha llamado explícitamente al voto para eliminar a la Suprema Corte de Justicia actual y sustituirla por otra que sea electa por el pueblo a través del voto: voto que, por cierto, ella rechazó para ser votada candidata, prefirió la encuesta.
Además, trata de imponer la extensión de mandato de la fiscal Ernestina Godoy para lo cual le confeccionó una ley a modo que fue aprobada en una sesión a la que le fue impedido el acceso a diputados de oposición.
Por último, la corcholata se negó a condenar el terrorismo de Hamas, tras mostrar al mundo su rostro más brutal y sanguinario.
No hay lugar a dudas.
Sus corifeos podrán repetir la cantaleta de que Claudia no es lo que demuestra ser. Los hechos los desmienten.
Nadie se llame después al engaño.
De ser electa, terminará sepultando al sistema democrático.
Y a su actual progenitor con él.

@fvazquezrig

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